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A cien años del Colegio La Sagrada Familia, de las Monjas Terciarias Capuchinas (Primera parte)

Fotografía de 1930, además de las 4 fundadoras, habían llegado 2 monjas más: la hermana Victoria de Casigua y la hermana Águeda de Angostura; aparecen todas las primeras alumnas fundadoras del colegio, entre ellas: Josefina Maya, Ana Raquel Montero, Olga Gutiérrez (se metió de monja), Marcelina Oñate de Atánquez, Carolina Oñate de La Paz, Beatriz Mestre, Margarita Montero, Josefina Baute, Elvira Gutiérrez, Josefa Maestre, Belisa Borrego, Julia Molina, ‘La Yoye’ Dolores María Monsalvo, Prudencia Baute, Antonia Pumarejo, de Pueblo Bello; Francisca Borja, Tomasa Martínez, Ana Dolores Murgas, Carmen Núñez, Isolina Mestre, ‘Pachita’ Mejía, Sara Daza, Josefina Valle, Gilma Mejía, Florencia Aroca, Susana Suarez, Camila Quiroz, Francia Valle, Sara Castilla, Mercedes Arzuaga, Carmen Torres, Rosa Emilia Villazón, Dolores Vega, Alicia Villazón, Carlota Uhía, Sara Cabas, Senovia Baute, Ana Castro, Ana Beatriz Castro, Emelina Quintero, Rosa Delfina Martínez, Carmen Maya, Soledad Dita, Sara Montero, Carmen Montero, Helena Uhía, Carmen Rosa Mejía, Carmen Mesa, Alicia Castro, ‘Lola’ Montero.

Corría el año de 1923, las señoritas vallenatas que habían terminado su primaria, quedaban inconclusas en sus estudios, ya que no había un colegio de bachillerato en la ciudad. 

Escudo del colegio La Sagrada Familia.

Fueron muy pocas las que se aventuraron a cursar su bachillerato en el exterior, entre ellas la maestra, poetiza, políglota y escritora, María Eugenia Ariza Acosta, quien realizó estudios en Francia, hablaba muchos idiomas, escribió una urbanidad en versos y varios libros religiosos. 

Fray Luis Amigó y Ferrer, fundador de Las Monjas Terciarias Capuchinas.

Pero no todos los padres se arriesgaban a desprenderse de sus hijas; es por ello que un grupo de familias como los Castro, Mejía, Monsalvo, Maestre, Pavajeau, Daza, Maya, Uhía, Montero, Valle, Socarrás, Dangónd, Gutiérrez, Pupo, Ariza, Palmera, Cotes, Baute, Molina, Trespalacios, Céspedes, entre otras, se dirigieron al padre Bernandino de Orihuela, quien oficiaba en Valledupar, para que él se dirigiera a Monseñor Atanasio de Soler y Rollo (Arrancatroncos) quien era vicario apostólico de La Guajira y Valledupar, para que personalmente con su influencia sirviera de intermediario ante el Consejo General de las Hermanas Terciarias Capuchinas, con el fin de conseguir la fundación de un colegio de religiosas para esta región, ya que sus hijas anhelaban más instrucción y formación en valores.

Obispo Atanasio Soler y Royo, Vicario Apostólico de La Guajira y Valledupar.

Esta solicitud fue escuchada y fue así como un grupo de jóvenes religiosas venidas del noviciado de Yarumal (Antioquia) se vinieron a esta cálida ciudad con la ilusión de entregarse al servicio de la educación y aquí fueron bien recibidas con gran simpatía y muestras de cariño.

Monseñor Vicente Roig y Villalba, primer obispo de la Diócesis de Valledupar, era español nacido en Guaduasuar, en un cementerio guajiro de Carrizal.

Las cuatro hermanas fundadoras fueron: La Madre Bienvenida de Don Matías, La Superiora Teresa de Sonsón, Margarita de Jericó y la reverendísima Catalina de Yarumal.

En 1916 ya las monjitas terciarias capuchinas habían fundado una misión en la región de Nabusímaque  (San Sebastián de Rábago), un año antes de fundar el colegio en Valledupar.

POR RUTH ARIZA COTES/ESPECIAL PARA EL PILÓN

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