El tema de la vulneración de los derechos del niño se salió de control desde hace mucho tiempo, no sólo aquí en Colombia sino en el mundo entero. Resulta sumamente preocupante que en nuestro país las cifras en materia de casos de homicidios, maltrato verbal, físico y psicológico, accesos carnales y actos sexuales violentos o abusivos, explotación sexual y comercial, negligencia por parte de padres y familiares responsables, entre otros tópicos, respecto a nuestros niños, no dejen de aumentar. Según reporte del Instituto de Bienestar Familiar, diariamente se registran 66 casos de violencia contra niños, además, en el primer trimestre de este año se han registrado 2.855 casos de abuso sexual infantil, un desmadre total.
Frente al tema existe una corresponsabilidad por parte de la institucionalidad y la sociedad en general. Esa protección de carácter especialísimo sobre los niños de la que habla la Constitución, la Ley y la jurisprudencia no debería constituirse en letra muerta, lastimosamente ocurrió hace mucho tiempo. Como sociedad perdimos el pudor y el respeto hacia los derechos fundamentales de nuestros niños. Hay que hacer algo, lo más pronto posible, para contrarrestar esta problemática que trunca, no sólo los fines del Estado Social de Derecho, sino también los principios rectores del sentido común, porque, hablando en término del deber ser, no se necesitaría la existencia de una estructura normativa para saber que los niños han de ser acreedores de la protección y el respeto por parte del Estado y toda una sociedad.
Como sociedad debemos reclamar efectividad judicial, que nuestro ordenamiento jurídico permita que la justicia funcione como debe ser. La respuesta no está en el Derecho Penal, en esa sede se ha hecho mucho por los derechos de los niños, el punto está en la práctica y no en la teoría. De nada nos sirve aumentar las penas cuando el sistema no está funcionando óptimamente, es mejor acudir a la implementación de planes preventivos y protectores para neutralizar la propagación.
Un tema bastante importante, que ha de hacer parte del marco preventivo que tiene que instituirse y que debería dejar de ser un tabú, es la educación sexual en los centros educativos, a partir de allí puede comenzar a formarse a los niños en estos temas, ya que no hay que desconocer que la previsión de todos estos flagelos que ultrajan los derechos de los niños puede comenzar por ellos mismo, esto, de la mano de la buena comunicación que exista con su núcleo familiar y demás personas que hagan parte de su círculo social, así podría atacarse el asunto a fondo, de raíz.
Pasemos de la indignación a la acción. Los niños se respetan.
@camilopintom