La situación de la Universidad Popular del Cesar es verdaderamente deplorable, por decir lo menos. Desde hace varios meses se encuentra en interinidad, precisamente desde cuando el Consejo de Estado anuló la elección del rector Raúl Maya Pabón.
Se habla de tráfico de influencias, contratos y nombramientos a dedo, amenazas, bombas y hasta de asesinatos, para conseguir apoyo para llegar a la rectoría, por parte de varios de los interesados en suceder a Maya Pabón. ¿Qué está pasando al interior de la UPC?.
Lo que está sucediendo ratifica que esa Universidad hace mucho rato se convirtió en un fortín político y burocrático donde lo último que importa es la educación, la instrucción y la generación de conocimiento.
Por el contrario, parece que lo único que interesa es quien se queda con la universidad, que para algunos tiene igual o más poder que la Gobernación del Cesar.
Por supuesto, la situación viene de tiempo atrás, buena parte de la clase política y hasta grupos armados ilegales se tomaron a la Universidad, según lo confirman varios procesos que hoy están en manos de la justicia.
Desde hace varias semanas se ha tratado de reunir el Consejo Superior Universitario, con el fin de reunir al sucesor de Maya Pabón, pero no ha sido posible que se llegue a una decisión. El proceso se ha visto truncado por artilugios jurídicos, como impedimentos, recusaciones y ahora se habla de plata, de millones de pesos, de “kilos de carne salada”, para comprar los votos de algunos de los consejeros.
Hace mucho rato que la UPC no genera ningún otro tipo de noticia sino las relacionadas con la elección de rector, nada se sabe de la marcha académica de la institución, de la apertura de nuevos programas o de eventos académicos y culturales. Contrasta lo anterior, con la situación de otras universidades, de carácter privado, que vienen asumiendo el liderazgo académico y cultural en la ciudad y el departamento.
Sin lugar a dudas, la interinidad viene afectando la buena marcha de la UPC. En los últimos dos años ha tenido cuatro rectores, nos preguntamos ¿cómo puede funcionar una institución con esta inestabilidad?.
Lo más grave de todo es que a nadie, además de los círculos de poder que existen en la UPC, pareciera importarle la situación actual y el futuro de la UPC. No conocemos un pronunciamiento del gobierno departamental, y mucho menos del gobierno nacional sobre la interinidad en la rectoría.
En el caso del gobierno nacional, el silencio es más preocupante aún si se tiene en cuenta que viene caminando un proyecto de creación de una sede de la Universidad Nacional en el Cesar. ¿Será que la actual Ministra de Educación Nacional, María Fernanda Campo, si conoce lo que està pasando en la UPC?. De ser positiva la respuesta, sería bueno que se pronunciara.
Es tal la indiferencia sobre el futuro de la Universidad, que no conocemos de un planteamiento de ninguno de los aspirantes a la Gobernación del Cesar, sobre el futuro de la institución?.
Nos preocupa y nos duele el futuro de la UPC. La tan citada autonomía universitaria, consagrada en la Constitución de 1991, es para los temas académicos y filosóficos, pero no para los temas administrativos y financieros, por eso urgimos del gobierno departamental y del gobierno nacional un pronunciamiento y una definición inmediata sobre el proceso de elección del rector.
Esa indefinición está afectando los procesos administrativos y académicos de la única institución de educación superior a la que tienen acceso miles de estudiantes, muchachos y muchachas, de los sectores más necesitados de los departamentos de Cesar, Guajira y hasta del sur de Bolívar, entre otras zonas de la Costa Atlántica, que son los primeros perjudicados con lo que está pasado en la UPC.