Entre Otras Cosas…
Por: Dario Arregoces
Alude el comentario del día de hoy a la propuesta del doctor Juan Manuel Corzo, actual presidente del Congreso, en el sentido de revivir la inmunidad parlamentaria, lo que ha generado reacciones de todo tipo.
La inmunidad parlamentaria fue establecida por la Carta Política de 1886 pero desapareció con la Constitución de 1991, y consiste en que los honorables congresistas solo podrán ser investigados por la comisión de delitos, sí, y sólo sí lo autoriza la Cámara de Representantes. Es una figura que data del siglo XIX época en la cual un congresista era digno representante del pueblo y regentaba el cargo con honorabilidad, y decoro.
Con los actos de corrupción, la inmunidad parlamentaria entró en decadencia y fue así como hoy en día los congresistas gozan de fuero pero no de inmunidad. El fuero además de determinarles un Juez natural, les permite, expresar libremente sus opiniones políticas, sin que ello pueda generar ningún tipo de responsabilidad penal, pero respondiendo en todo caso, por las acciones u omisiones que constituyan infracción a la ley penal.
Todavía se recuerda que el confeso narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria, no fue procesado por la justicia penal, gracias a que no le fue levantada la inmunidad de forma oportuna. De lo anterior se sigue que la figura se asocie – y no por casualidad-, con la impunidad.
Ahora bien por lo dicho, es fácil concluir que el proyecto de ley mediante el cual, el citado congresista pretende revivir la inmunidad parlamentaria, se pueda considerar- ni más ni menos-, como el resurgimiento de la antigua práctica conocida como la patente de corso, que en la Edad Media concedía a su titular autorización para atacar embarcaciones y poblados saqueándolos y ejerciendo actos de piratería, lo que traído a nuestros días, significaría que de llegarse a aprobar esta iniciativa, los congresistas, podrían cometer toda suerte de fechorías, quedando amparados por la inmunidad parlamentaria y poniéndose lejos del alcance de la justicia.
Finalmente, las patentes de corso, fueron abolidas y con ello desaparecieron los corsarios, sólo se utiliza la frase, para señalar aquellos hechos, que pueden dar lugar, como en el presente caso, a nuevas y peores formas de corrupción.
En este orden de ideas, juristas, académicos y ciudadanía colombiana en general, debemos oponernos a la aprobación de la citada iniciativa parlamentaria y estar vigilantes para que el proyecto se hunda.
El otro asunto que debe inquietarnos a todos, es el del proyecto de reforma a la justicia, pues se habla de concederles la doble instancia a los congresistas, con lo que me muestro totalmente de acuerdo, siempre que la instancia de cierre, sea la Corte Suprema de Justicia. No obstante hay que estar atentos y estudiarla con lupa para detectar la presencia de nuevas y sofisticadas patentes de “Corzo”.
FRASE DE CIERRE:
“Es una raza que pasa el tiempo recordando su esclavitud y siempre dispuesta a someterse al culto del becerro de oro a pesar de las señales de cólera divina”.
Autor: Umberto Eco. Obra: El cementerio de Praga.
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