Con frecuencia recuerdo una frase del expresidente Andrés Pastrana: “El peor cartel que hay en Colombia es el de la indiferencia”. Quizás exageró, pero es un llamado para que no fuéramos tan insensibles en los problemas que nos aquejanban, que subsisten y los seguimos viendo como si nada.
En mi columna pasada titulada “El zancú y las basuras”, asustado por la invasión de plagas, provocando con sus dolorosas picadas muchas enfermedades, especialmente el terrible dengue, se me dio, porque soy “temú” y me gusta terminar lo que comienzo, por recorrer los barrios vecinos al Conjunto Rosas del Ateneo, donde resido y donde también ya llegó el dengue. Recorrí Novalito, San Carlos y otros dos barrios para constatar sus condiciones higiénicas y quedé sorprendido de la indiferencia de muchos de sus moradores con el sucio y la maleza, especialmente en Novalito el barrio más elegante, aristocrático y cumbo de Valledupar, estrato 6, ellos quieren que sea 7, con bellas y costosas mansiones, grandes edificios e inmensos y costosos lotes y me quedé aterrado con el gran número de casonas abandonadas, cayéndose e invadidas de toda clase de malezas, culebras, ratas, ratones, murciélagos, avispas africanas y, lógicamente, zancudos a tutiplén que tienen locos a sus vecinos; pobre Jaime García y Yiya, Fello Araújo y Mary con ese armatoste abandonao que tienen en la esquina, el doctor Germán Morón, para nosotros “Germancito”, con la que hasta hace poco fue la elegante residencia del importante hombre público Benjamín Calderón, que en paz descanse, hoy abandonada y llena de maleza.
Fausto Cotes, Gloria Ackerman, Gonzalo Mejía y el doctor Marcelo Calderón, con la mole que tienen al frente también abandonada, los Hinojosa Aguancha, con la casa que fue del doctor Cristóbal Celedón desde hace tiempo desocupada; los residentes del Edificio Montero, con la casa que fue del buen amigo Loncho Sánchez y para qué hablar de los inmensos lotes, el pobre Poly y Mary, Lucho y Mirna no hayan qué hacer con los zancudos porque tienen en el lote de la esquina un criadero natural de plagas; en el Ara de la Novena si uno no se avispa, se lo come la plaga que sale de los lotes enmontados que lo rodean y que le hacen la vida imposible a la familia Muñoz Pérez y Luchito Pimienta; y si sigo no me alcanza el espacio para otras cositas, pero cómo hago para ignorar a la Joya de la Corona, el lote de la Electrificadora, hoy del municipio, da vergüenza que exista ese atentado contra la salud del pueblo vallenato.
El bulevar del Colegio Bilingüe, que pueden limpiar los alumnos, donde la maleza alcanza más de un metro de altura, al igual que los entornos del bello barrio Las Marías. Afortunadamente en el lote de Óscar Guerra y otros, ya comenzó uno de ellos a construir y ojalá que la plaga disminuya y no tenga que embadurnarme las piernas de repelente para escribir este artículo.
Pero si por aquí llueve, por los lados del Hospital Rosario Pumarejo de López y Clínicas, no escampa, pues ahí sí hay lotes grandes y sucios, verdaderos criaderos de plagas y ustedes se imaginarán a los pobres enfermos con sus dolores físicos y espirituales acrecentados con los puyazos venenosos de los zancudos. Afortunadamente tengo noticias de que rápidamente en los más grandes se comenzará a construir una moderna clínica de maternidad, pediatría y geriatría, como aporte de sus propietarios al desarrollo de esta ciudad.
Mención especial merece la familia Zequeda y los residentes del Conjunto Rosas del Ateneo, que mantienen el bulevar de sus frentes impecables y adornados con bellas y cuidadas matas. Ojalá todos hicieran igual.
Soy “temú” y me gusta repetir, repetir y repetir y por eso señor director de Tránsito le recuerdo, evite una tragedia, ayer hubo otro accidente en la carrera octava con calle nueve, afortunadamente sin muertos, pero de un momento a otro pueden llegar. Evite la tragedia y mande a instalar unos reductores de velocidad que protejan la vida de las personas que allí residen.
Por: José Manuel Aponte Martínez