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“Colombia ha dejado de ser un país conservador”: Alejandro Gaviria

Alejandro Gaviria, precandidato presidencial.

El exministro de Salud de Colombia Alejandro Gaviria integra la lista de precandidatos a la Presidencia de Colombia. Sin separarse del discurso académico, que es su primera esencia, intenta manejar el lenguaje político y explicar sus propuestas y las reformas que lideraría en caso de llegar a ser elegido en segunda vuelta el 19 de junio.

Alejandro Gaviria arrancó fuerte, pero parece que se desinfló…

Las personas dicen eso porque muchos creyeron que yo en dos meses iba a marcar 20 o 25 % en las encuestas. No es así. Creo que cumplí con el primer objetivo de la campaña que era recolectar las firmas; y cumplí el segundo objetivo, que era unir el centro. 

Esa percepción también se generó, creo yo, por varias cosas: el desencuentro con el partido Liberal, y lo segundo es que estoy en el tránsito del mundo académico a la política. 

Pero estamos listos para la consulta de marzo, y en contravía con esa percepción, las últimas encuestas han mostrado que tengo posibilidades de ganar esa consulta. De ganar se abren muchas posibilidades.

Alejandro Gaviria integra la Coalición de centro.

¿Cómo terminaron las relaciones con el Partido Liberal?

Las relaciones con el Partido Liberal y con el expresidente Alejandro Gaviria están en una especie de silencio recíproco desde el mes de noviembre, pero mi relación con el pueblo liberal, con los jóvenes y con algunos congresistas liberales siguen y se consolidarán aún más.

¿Cómo representar la agenda liberal en un país que, tradicionalmente, evita hablar de algunos temas?

Es  un desafío político, pero también es un acto de coherencia. Las ideas liberales me han acompañado siempre. Y yo creo que el país está cambiando. 

Hay un cambio cultural y cambio de pensamiento que permite que estas agendas liberales, que para muchos son papas calientes, puedan expresarse de forma explícita. 

Quiero representar ese cambio generacional: Colombia, por decirlo así, es un país menos conservador. 

De forma que lo entienda un profesional y una persona sin estudios académicos, ¿cuáles son las propuestas reformistas de Alejandro Gaviria? 

Compartiré tres reformas. La primera: tal vez el gran fracaso del Estado en los últimos 30 años ha sido la protección a la vejez. Entonces, la primera propuesta es empezar a garantizar una vida digna a los mayores de 65 años.

Para eso planteo que el subsidio del programa de Adulto Mayor, que hoy entrega $80.000, pase a $400.000,  y una cobertura universal. También vamos a disminuir las pensiones exorbitantes. 

La segunda reforma está relacionada con las oportunidades de educación. Colombia tiene la crisis educativa más grande de la historia. Estamos generando condiciones inaceptables de desigualdad. 

Necesitamos recuperar la educación básica y media y generar un programa de educación pertinente. Habrá un subsidio para 1.5 millones de millones de jóvenes que se formen en educación para el trabajo. 

Y tercero: arreglar las finanzas públicas del país. 

¿No se contradicen los dos primeros con el último?

Si uno no hace una reforma tributaria estructural y arregla las finanzas públicas del país no tendrá recursos para financiar las reformas. Colombia tiene un déficit del 8 %: gastamos mucho más de lo que ingresamos. 

Tenemos que crear un consenso político para cerrar esa brecha acabando con las exenciones y las favelas  tributarias y gravando al 1 % más rico de la distribución, que son 350.000 personas. 

¿Eso no es populismo?

No es populismo en un país desigual como Colombia. Es populista decir que serán 4.000. Pero decir que será el 1 %, 350.000 personas, no es populismo porque esas personas no tributan acorde al Estado que nos estamos imaginando para cerrar la desigualdad. 

Cualquier contrato social debe estar basado en la progresividad de que quienes más tienen aporten más.

Aterrizando en Valledupar, ¿cómo vio la ciudad? 

Esta es una ciudad que siempre he visto con admiración. Es una ciudad con un aire renovado. Estuve por primera vez en Valledupar en 1993 para el matrimonio de mi hermano, que se casó con una vallenata. 

Pero esta es una ciudad con problemas económicos y sociales grandes. Algo pasó en la ciudad en los años 2014-2015: Valledupar llevaba una tasa de desempleo por debajo de la tasa nacional pero desde ese año todo empezó a cambiar. Parece que hubo un cambio en la estructura económica y el desempleo empezó a subir. Preocupa el desempleo de las mujeres, un 20 % más que los hombres. 

La política local… ¿Cómo califica nuestro liderazgo?

Veo en la ciudad, y en el departamento, como una especie de anticipación a Colombia: hablo de la necesidad de imaginarse la economía después del carbón.

En términos técnicos hablamos de la transformación productiva, pero eso no debe salir de un presidente  o del próximo ministro de Hacienda, sino de una conversación que debe tener el departamento consigo mismo: la sociedad civil, la academia, los empresarios. 

Cuando uno mira el departamento se da cuenta que ha adolecido de planeación, de planificar cuál sería la forma de agregarse a la economía nacional y global. 

Es necesario preguntarse: ¿Vamos a seguir con la ganadería extensiva?, ¿Los cítricos tienen lugar en el mercado internacional? ¿Cómo podemos participar en eso del cannabis medicinal? 

Hablando del Cesar, ¿quiénes son sus aliados políticos en el departamento? 

Quienes me han recibido son fuerzas independientes. La primera reunión que tuve el miércoles fue con jóvenes que se pusieron la camiseta de la campaña. Voy a tener reuniones con empresarios y sociedad civil.

¿Quiénes liderarán la campaña en el Cesar?

Ese es uno de los objetivos de la visita. Existe un grupo que surgió de manera desorganizada y el propósito es organizarlo. Para la primera parte de la campaña, hasta la consulta, esto va a funcionar de manera espontánea.  Tal vez habrá apoyos políticos, principalmente del partido Liberal y el Verde. 

¿Y después de la consulta?

Para ganar la consulta, mal contados, se necesitan 1 millón 100 mil votos. La mayoría de esos votos vendrán de la clase media urbana. Ese mercado ya nos apoya. Lo otro vendrá de apoyo político, de ese apoyo político que no basa su respaldo en las formas de clientelismo tradicional, sino de gente que cree en este proyecto político. 

Yo represento un cambio responsable. Colombia quiere un cambio, no un suicidio. 

¿Quién representa ese suicidio? 

Gustavo Petro. Es un salto al vacío.  

¿No cree que le están haciendo la campaña a Gustavo Petro?

Se lo menciono porque usted me preguntó. 

Pero siempre lo mencionan…

Siendo economista, cuando Petro dice que su reforma a las pensiones será tomar la plata que va a los fondos privados y meterla al presupuesto nacional para financiar gasto corriente, tengo que levantar la mano y decirle que  es una locura.

Resuelve un problema durante 2 años, pero genera un problema de insostenibilidad en las finanzas públicas por muchos años. 

Parte del debate político es contrastar las ideas. A Gustavo Petro hay que verlo no como un enemigo, sino como un adversario político. El gobierno de Gustavo Petro serían 4 años perdidos. No me da miedo la acción, sino la inacción. 

¿Por qué Gustavo Petro lidera las encuestas? 

Porque las campañas no han empezado del todo y Petro ha sido capaz de articular cierta frustración y convertirse, en la mente de muchos, en la figura del cambio. Pero, ¿qué va a pasar en esta parte de la campaña? Que vamos a entender que ese no es el cambio de verdad. 

También ha tenido a su favor que no hay un contrincante con nombre propio en el centro y la derecha, pero luego de la consulta de marzo, los candidatos crecerán en las encuestas. No creo que Petro gane en primera vuelta. 

Por ejemplo, en el Cesar, los favoritos al Congreso son los tradicionales, los mismos de siempre: ¿Cómo gobernaría Alejandro Gaviria?

El próximo presidente de Colombia tendrá que trabajar con un Congreso no muy diferente al actual. Es una realidad en nuestro país, es la forma como se eligen algunos congresistas. Pero no tenemos que resignarnos.

¿A Colombia sí la transforma un presidente?

Yo creo en el posibilismo. Yo creo que podemos enaltecer la política y decir: fuimos capaces de generar bienestar para millones de personas. Pero quien diga que en cuatro años cambiará este país miente. Pero un presidente sí puede  mostrar un futuro, y sí puede marcar las conversaciones. 

Obama no cambió a los Estados Unidos, pero la forma cómo se hablaban las cosas sí era diferente a la de Donald Trump. Yo creo en el poder simbólico. El tono ético lo puede imponer un presidente. Eso es transformador. 

Yo creo que estos aparatos (los celulares) nos están radicalizando, pero yo entro a la política porque creo que eso es evitable. Yo creo en las revoluciones que ocurren todos los días, en el reformismo, no en el que llega arrasar todo, hasta lo bueno que hay en este país. No me gusta esa idea de que Colombia es un fracaso.

En algún momento dijo que era ateo…

Yo estaba enfermo de cáncer en el 2017. Mi hijo Tomás habló con el papa (Francisco) en ese momento. Luego le preguntaron a mi hijo sobre qué le había pedido al papa. Él respondió: “Por la salud de mi papá y que se le pase la hijueputa tos”. Eso se hizo viral. 

Cuento esta historia para decir que yo tengo esa conexión. Me gusta citar al papa: “El buen político es aquel que hace que resuenen todas las voces”. El papa defiende el pluralismo. Por eso creo que yo puedo ser el más  espiritual de todos los candidatos. 

¿Sin creer en Dios?

Yo creo a mi manera.  Espiritual en el sentido de la búsqueda del significado. Tengo las mejores relaciones con los religiosos. Otro ejemplo: en la peor parte de la pandemia yo levanté la mano y dije: “Es necesario abrir las iglesias. Las necesidades espirituales del ser humano son como cualquier otra necesidad básica”. 

No me gusta la palabra ateo porque se relaciona con una persona que no respeta. Yo no soy así. 

¿Entiende la espiritualidad lejos de Dios?

El Dios que nos está esperando al final de la vida para juzgarnos no es el que yo creo. Pero sí creo en el Dios que nos dice que de todos los mandamientos el más importante es el segundo: amarnos los unos a los otros. No el implacable, sino el amoroso. 

¿A qué le teme Alejandro Gaviria?

A la muerte, al dolor, y a perder la esperanza y vivir desterrados. Estoy en política por eso, porque quiero creer que es posible un nuevo país. Le temo a perder la fuerza para seguir luchando. 

Cerremos definiendo a varios personajes de la política nacional…

Iván Duque 

(Silencio) Sin pena ni gloria. 

Álvaro Uribe

Pasado. 

Gustavo Petro

Salto al vacío.

Sergio Fajardo

Perdió su encanto… 

César Gaviria

Reformista al que se le pasó su tiempo.

Congreso de la República

Necesidad de recobrar su legitimidad.

Cannabis

Oportunidad de desarrollo. 

EPS

Luces y sombras.

Salud en Colombia

Avances innegables, necesidad de cambio. 

Juan Manuel Santos

Una fuerza de paz que quedó incompleta. 

2022

Año en el que va a cambiar la historia de Colombia.

Por Deivis Caro

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