Cursa noveno semestre de Licenciatura en Artes y reparte su tiempo entre las responsabilidades académicas, los ensayos con el grupo folclórico al que pertenece hace más de seis años y las actividades de liderazgo en el Consejo de Cultura. Yarima es originaria de la etnia kankuama, uno de los cuatro pueblos guardadores del equilibrio natural de la Sierra Nevada de Santa Marta. En su rostro se advierte el signo de raigambre ancestral y la expresión de una vida moldeada por el arte. Su hablar es silente, pero cargado de bríos que se renuevan con cada palabra que pronuncia sobre lo que le apasiona: la danza.
–Mi proyecto de grado está enmarcado en el corregimiento de El Jabo. Se llama ‘Los juegos coreográficos como fortalecimiento de la cultura afro’ -declara con reposada alegría.
Su familia fue víctima de las dinámicas del desplazamiento forzado, ocasionadas por el accionar de grupos al margen de la ley en el Cesar, en la década del 80 del siglo pasado. En su natal Atánquez, corregimiento de Valledupar, hoy solo reside uno de sus tíos. La cadena de circunstancias de su vida, ligada a las propias determinaciones arrasadoras, la mantienen hoy trabajando de forma incesante por hacer visibles las iniciativas de muchos jóvenes de la Capital Mundial del Vallenato.
Por: Alexander Gutiérrez.