El 2 de julio de 1994 el defensor fue asesinado a las afueras de una discoteca en Medellín.
Esa madrugada, los doce disparos que cegaron la vida de Andrés, retumbaron por toda Colombia. El líder de la zaga Tricolor e ídolo de la afición verdolaga Andrés Escobar Saldarriaga, fue acribillado por Humberto Muñoz Castro, guardaespaldas de los hermanos Gallón Henao.
Claro que el eterno ‘2’ verdolaga sentenció su suerte nueve días antes de partir, paradójicamente, en el lugar donde tantas alegrías ofreció, en un campo de fútbol.
Corría el minuto 33 del segundo partido mundialista de la Selección Colombia frente al local, Estados Unidos. Escobar intentó cortar una pelota cruzada lanzada desde izquierda por Wynalda, sin embargo, su pierna derecha mandó el balón adentro porque Óscar Córdoba nada pudo hacer.
La Selección empacó maletas antes de tiempo al término de la primera ronda y retornó al país en medio de la desazón generalizada por las expectativas que había generado luego de una eliminatoria perfecta que incluyó el 5-0 en el Monumental frente a Argentina.