X

Ya estábamos advertidos sobre los cambios drásticos del clima

Con mucha antelación se nos había advertido a través de diferentes medios de difusión que la crisis o desastre que vive la naturaleza obedece a la presencia y desarrollo del destructor cambio climático. De la anterior manera, quedó explícito en el Primer Acuerdo Universal y Jurídicamente Vinculante sobre el Cambio Climático, el 12 de diciembre de 2015, adoptado por 196 países en la Conferencia de las Partes la COP21 (Acuerdo de París), y entró en vigencia el 4 de noviembre de 2016. Su objetivo fue limitar el calentamiento mundial por debajo de 2 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales.

En esta conferencia se nos advertía que había que despertar a la realidad de la perturbación climática, situación que debía obligarnos a abandonar la mayor parte de las confortables creencias que han sostenido que el mundo es un lugar estable. La situación que estamos viviendo nos lleva a metabolizar el hecho de que debido a nuestras propias acciones la naturaleza se ha vuelto en contra de nosotros y ya no puede confiarse en ella para que provea las condiciones necesarias para el florecimiento de la vida. 

Digamos que la realidad y alerta por el último reporte de los tantos que ha presentado el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), como organismo de las Naciones Unidas que estudia la ciencia del clima, nos debe llevar a revalidar las creencias fundacionales de la modernidad, o sea, el alcance ilimitado de los logros humanos, es decir, nuestra capacidad para controlar el mundo que nos rodea, nuestra fe en el poder de conocimiento para resolver lo que sea que nos incomode o que van a colapsar. 

Superar el hecho de considerar que somos el máximo testimonio de la superioridad humana, como quien dice, nuestra pretensión a que algunas formas de debilidad van a pasar a ser una celebración de nuestros poderes en ascenso y construir nuestro único medio de salvarnos y de retardar los estragos desatados por nuestra desmesura.

 La realidad es que los seres humanos ya no debemos pensar solo en aliviar el desastre que estamos viviendo, sino adaptarnos a él. Así las cosas, no es descabellado manifestar que el progreso industrial ha estado transformando el ambiente físico de un modo tal que amenaza con la defunción del mundo. 

Es menester pensar que debemos aplicar la fuerza de la ciencia y la tecnología, así como la expansión económica, a producir y vivir en armonía y con respeto a las leyes naturales, en otras palabras, por las buenas, con acciones rápidas para aliviar el Cambio Climático. 

Cabe hacer alusión a lo que han anotado los científicos del IPCC en varios informes, donde nos dicen que la humanidad a partir del 8 de agosto del año 2016 vive a crédito en recursos renovables, o sea, requiere 1.6 de planetas necesarios para satisfacer las demandas de la humanidad. 

Esto simboliza el momento del año en que la humanidad consume todos los recursos que la tierra puede renovar en 12 meses; en el mundo tenemos experiencia de países que utilizan más de lo que pueden generar, entre ellos, tenemos a Japón, Suiza, Italia, Reino Unido y Estados Unidos.

Finalmente, esperemos a ver qué pasará en las negociaciones que se llevarán a cabo en la COP26 que se realizará en Glasgow el próximo mes de noviembre. Antes digamos que estamos a tiempo para que tomemos conciencia frente a este tema de supervivencia humana.

Categories: Columnista
Hernan_Maestre_Martinez: