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Y seguirá la corrupción electoral

No puedo menos que sentir impotencia, frustración e indignación por la situación política y social que se vive en La Guajira. Es desalentador ver como mis paisanos reconocen el hecho de que los políticos incumplen sus promesas y utilizan el poder para su propio beneficio en lugar de trabajar por el bienestar de la comunidad, pero sin embargo en cada elección se vota por los mismos que se han enriquecido con los recursos públicos y nunca le han resuelto los problemas a la gente.

Siempre es malo generalizar. En un esfuerzo de objetividad también debo decir que todos los políticos no son iguales, porque hay personas honestas y comprometidas que buscan generar un cambio positivo. 

Yo no pretendo aparecer como el Catón ni caminar por las calles de La Guajira como Diógenes en Atenas. Pero no hay duda de que la corrupción y la falta de ética en la política son problemas persistentes en todos los niveles de la administración pública del departamento.

Para combatir esta situación, es crucial que los ciudadanos se mantengan informados y participen activamente en el proceso político de manera objetiva. El voto responsable y consciente es una forma de expresar la opinión y seleccionar a los líderes que realmente tengan la capacidad para gestionar la solución de los problemas de la gente.

No debemos perder la esperanza ni permitir que la apatía nos paralice. Cada uno de nosotros puede contribuir al cambio a través de nuestras acciones diarias y exigiendo a los elegidos que cumplan con su deber de servir al pueblo.

Además, la sociedad civil tiene un papel fundamental en la vigilancia y la denuncia. Organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y periodistas independientes, y ciudadanos comprometidos pueden desempeñar un papel importante denunciando los casos de corrupción y presionar por la rendición de cuentas.

Está comprobado que el sistema vigente en lugar de utilizar mecanismos de rigor en la selección y postulación de candidatos, así como en el financiamiento de las campañas, más bien induce a las malas prácticas y financiamiento ilegal de las campañas para lograr la elección. 

Por eso es que cuando los candidatos invierten grandes sumas de dinero para ser elegidos quedan comprometidos con los financiadores de la campaña para tomar decisiones influenciadas por intereses particulares y devolverles la financiación en lugar de procurar el bienestar general.

De tal manera que es esencial la reflexión de los ciudadanos para que elijan candidatos idóneos, personas éticas y honestas que no tengan rabo de paja ni estén vinculadas a expedientes, conflictos de interés o prontuarios desfavorables.

No hay duda de que esto es un problema que no se resuelve de la noche a la mañana. Se necesita de un enfoque integral que abarque desde la conciencia ciudadana hasta la implementación de prácticas transparentes y efectivas, para construir un sistema político más justo y libre de corrupción. 

La educación cívica también desempeña un papel fundamental en esta lucha al empoderar a los ciudadanos del conocimiento sobre sus derechos y responsabilidades, para fortalecer la capacidad de la sociedad en la exigencia y supervisión de sus líderes.

Y la impunidad no está muy lejos como otro factor que alimenta el sistema cuando los responsables de actos corruptos no son sancionados, enviando un mensaje equivocado a la sociedad y fomentando la repetición de las malas prácticas. Es fundamental que las instituciones de control y judiciales encargadas de investigar y sancionar, cumplan con su deber de garantizar que la justicia prevalezca sin importar el cargo o la posición del implicado.

Cada elección es una oportunidad para promover líderes comprometidos con el bienestar de la sociedad y el progreso del país. Juntos, podemos crear un futuro en el que la ética y la honestidad prevalezcan en la política y la administración pública.

La Guajira merece un futuro mejor, igual que cualquier otra región afectada por la corrupción. Trabajando juntos, ciudadanos y líderes comprometidos, podemos construir una sociedad más justa y próspera. 

Una sociedad donde los ciudadanos tienen satisfechas sus necesidades básicas y gozan de los beneficios de un Estado eficiente es menos propensa a verse afectada por la corrupción y las prácticas deshonestas en las elecciones.Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí…

Por Luís Alonso Colmenares Rodríguez.

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