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¡Y qué dice la juventud!

No estoy de acuerdo con los que dicen que la juventud no es un rango de edad sino la actitud ante la vida; y no estoy de acuerdo porque no hay que hacer mucho esfuerzo para demostrar que el comportamiento, el pensamiento, y las expectativas de una persona a partir de los 30 años no es la misma de los tiempos que le hayan pasado entre los 18 y 30 años.  

En Colombia, según el Ministerio de Salud y Protección Social, la juventud es la etapa de la vida comprendida entre los 14 y 28 años de edad. El Dane estimó que para el año 2020, la población joven de Colombia entre los 14 y 26 años de edad debía estar en aproximadamente 11 millones de personas, lo cual representaría el 21,8 % de la población total. De estos jóvenes, unos 6 millones de hombres y 5.5 millones de mujeres.  

¡Eso es mucha gente como para que puedan ser pasados por desapercibidos! La juventud sí es la edad, no nos engañemos. Otra cosa es pensar con el deseo.

¿Quiénes les pusieron el pecho a las movilizaciones y llevaron a cabo las diferentes formas de expresión de su inconformidad?  La juventud colombiana, cansada de que no tengan oportunidades, que nunca les resuelvan nada, que les parezca un futuro incierto. 

¿Quiénes conformaron el tal Comité Nacional del Paro para negociar con el Gobierno los reclamos y las propuestas en la mesa de diálogo?   Unos ancianos que no tienen nada para perder, en su mayoría pensionados, y que ya deberían estar descansando en sus casas, pero no son capaces de dejar los privilegios que tienen por estar en la dirección de los sindicatos que representan; se aprovecharon del arrojo de la juventud para colarse y pescar en río revuelto; se aprovecharon de esa actitud vencedora del miedo, para poner a la juventud de carne de cañón a que se enfrentara a las autoridades y a la fuerza pública.

Nuestra juventud tiene que recuperar la confianza en su futuro, con la firme convicción de que tienen derecho a vivir mejor que sus padres en todo sentido: cultura, educación, diversión, posibilidades de trabajo, felicidad, familia.  

Y se tienen que seguir movilizando en paz, imponiendo el diálogo, protestando por las decisiones del Gobierno que no sean convenientes; además de que se trata de un gobierno con una indolencia que ha sido superior y no los ha tenido en cuenta.  

Los jóvenes no pueden seguir viendo los toros desde la barrera en el panorama político, en el panorama en el cual se toman las decisiones, en el ejercicio del gobierno, y llegó el momento de la participación activa para la asunción directa de responsabilidades, con la plena disposición de aceptar nuevos retos para hacerle frente a los cambios de un mundo cada vez más veloz.  

Y a propósito de la juventud, y su activa vinculación en la vida política del país, valga decir que hasta el próximo 30 de agosto están abiertas las inscripciones para participar en las elecciones para integrar los Consejos de Juventud Municipales, Locales y Distritales que se llevarán a cabo el próximo 28 de noviembre.  

La juventud colombiana tiene que hacer presencia en la integración de esos espacios que están previstos como mecanismos de participación, concertación, vigilancia y control de la gestión pública e interlocución de los jóvenes ante la institucionalidad.  

No hay duda de que Colombia necesita una juventud dispuesta, formada, preparada, con más virtudes que defectos, y sabemos que existe el potencial necesario para que así sea.

Somos afortunados, tampoco hay duda, porque Colombia tiene una juventud de mucho valor en todo el sentido de la palabra que no será inferior en lo mínimo.

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Luís Alonso Colmenares Rodríguez: