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Y lloró sangre

Por Mary Daza Orozco

Después de tantos años de escribir diariamente en El Espectador, en El Pilón, en revistas, en magazines estudiantiles, prólogos de libros, libros, es mucha la historia local, nacional y aun mundial que se acumula.  Hurgando en mis archivos encontré una de esas historias que revalidan la vida de la gran provincia a la que Gabo se le dio por llamar Macondo.

Tres crónicas en  papel amarillento, escritas al pie de un milagro, aquí las veo y siento un poco de nostalgia, porque eran tiempos aparentemente tranquilos, no había comenzado la violencia furibunda.

En una mañana, alguien me llamó y me dijo: en el barrio Los Campanos una Virgen está llorando, no  pregunté más, salí con mi grabadora y el fotógrafo, Richard Escorcia,y efectivamente al ver la imagen sobre una mesita en la terracita de una casa, mantelito blanco y dos veladoras encendidas, mujeres y hombres arrodillados alrededor sumidos en oración, me llevó a pensar: “Estoy ante  otra Fátima, cómo voy a manejar esto”.

Me acerqué con respeto a la imagen, el fotógrafo no, él es evangélico, pero tomaba fotos y se retiraba, volvía y se retiraba: eran dos los hilillos de sangre que salían de los ojitos vidriosos de la virgencita, hubo mujeres que lloraban, sin alaridos y un grupo recitaba el Rosario. Comenzó la romería. En el Espectador me afanaban por la noticia, el país estaba en vilo: “Una Virgen que llora sangre en Valledupar”, al día siguiente los medios registraron la noticia, algunos con cierto escepticismo, pero ante la imagen se arriesgaban y publicaban.

Muchos periodistas pasábamos el día allá, la dueña de la casa amable y ansiosa sobre lo que eso representaba para su vida y su hogar.

La noticia del segundo día: “La sangre de la Virgen de Valledupar es humana”, se examinó en un laboratorio. Al tercer día los ojitos de la imagen mostraban sangre seca, no lloró esa noche, comencé a recordar que yo leí algo parecido, pero deseché la idea;  la señora de la casa, llevó a la virgen al interior de la casa, la  dejó en la mesita y comenzó a limpiarla.

Era otra la noticia, y quizás más asombrosa: La muchacha del servicio encontró en su cuarto un arrume de revistas y en una de Dainer`s, leyó la crónica de las vírgenes que han llorado sangre, sin pensarlo más se chuzó los dedos con una aguja delgadita, por las noches sus gotitas de sangre las ponía en ojos y mejillas de la imagen. Lo confesó, los nervios se le exacerbaron al ver que cada día crecía el grupo de devotos.

La noticia, aquí la veo con la imagen borrosa, no dejó de serlo, se agigantó por la farsa, hubo hasta caricaturas alusivas al milagro. ¿Fue la imagen de un país que vive de engaños? o ¿es Macondo en su plenitud y mueve a risa?

Mary_Daza_Orozco: