Es alarmante lo que está sucediendo en las regiones de Colombia en materia de seguridad. Hablemos solo de lo que fue la primera semana de julio, con el asesinato a sangre fría a tres policías en el Zulia – Norte de Santander, la detonación inédita de un artefacto explosivo en Bucaramanga que dejó más de siete policías heridos, el secuestro de la Sargento Ramírez con sus dos hijos menores de edad en Arauca por parte del ELN y en este mismo departamento en Fortul, la ráfaga de disparos el pasado 6 de julio en horas de la noche, sin hablar de lo que viene sucediendo por ejemplo den Buenaventura, donde los criminales caminan por las calles a pleno luz del día armados hasta los dientes.
Esto por supuesto que prende todas las alarmas, ver por ejemplo que en cifras de la Policía Nacional el secuestro ha aumentado un 129% o que hoy tenemos un 16% más de masacres que el año inmediatamente anterior, nos llama a cuestionar que se está haciendo por la seguridad ciudadana y la seguridad nacional.
Así mismo evidenciamos una caída estrepitosa de la erradicación de cultivos ilícitos del 87 %, la incautación de cocaína, heroína y marihuana, donde solo en la primera de esta sustancia hubo una caída de 18%. Y en el mismo sentido el aumento del hurto y extorsión a lo largo del territorio nacional.
Y las primeras preguntas que se deben plantear es ¿qué está haciendo el Gobierno nacional? y si está estrategia ¿está funcionando?
La reacción inmediata del alto Gobierno luego del atentado en el Zulia y el secuestro en Arauca fue la firma del decreto por parte del presidente que daba inicio a un nuevo cese al fuego bilateral frente al ELN y paso siguiente está semana que pasó el presidente de la República dijo: “le vamos a pagar a jóvenes para no matar”, luego de un consejo de seguridad en Buenaventura, esto como respuesta a los hechos violentos que venían sucediendo en este territorio.
Es por supuesto válido lo que está intentando hacer el Gobierno en su política de paz y consolidación de la seguridad a través de estos mecanismo, sin embargo, lo que hoy vemos no solo en las cifras, la percepción, sino en los hechos es que los delitos vienen en aumento y que el fenómeno de inseguridad está propagándose en todo el país, en donde los alcaldes y gobernadores vienen como dijo el alcalde de Bucaramanga “siendo la piñata de la fiesta” mientras esperan la reacción del orden nacional ya que está escalada violenta supera con creces las capacidades locales.