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… Y la Orquesta Sinfónica de Valledupar?

A propósito de la próxima presentación que hará en Valledupar la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de Colombia, que ofrecerá dos conciertos en la ciudad a través de un convenio con el gobierno departamental, sale a relucir un tema que a pesar de la fuerza con la que se presentó y cautivó a los vallenatos, no se ha vuelto a saber nada de 
Éste.

Se trata de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Valledupar, impulsada por la Fundación Batuta con el apoyo de la Alcaldía de Valledupar, que durante todo el año ha estado invisible entre la gestión cultural de la ciudad.

Su primera aparición fue el 13 de diciembre del año pasado, en un concierto realizado en la Catedral del Rosario de Valledupar, llenando todas las expectativas de los asistentes. Ese día se firmó el convenio entre Fundación Batuta y Alcaldía de Valledupar, que permitiría a más de 200 niños de todos los estratos sociales recibir la educación musical, contar con todos sus instrumentos y foguearse en diferentes conciertos durante este año.

Sin embargo, se desconoce cómo va el convenio, si los niños y niñas han seguido recibiendo la formación musical. Si el gobierno municipal cumplió, porque en realidad el énfasis cultural que desde la oficina de la Casa de Cultura se impulsa es relacionado en un alto porcentaje con el folclor vallenato. No es una oficina abierta a las nuevas tendencias ni a creer en nuevos proyectos.

Los primeros que deberían estar sentados en primera fila en los conciertos del 14 y 15 de noviembre próximo, son los niños que conforman la Orquesta Sinfónica Juvenil de Valledupar, en la cual deberían involucrarlos desde el gobierno departamental, que en su componente cultural debería tener en la lista de proyectos para apoyar a esta Orquesta conformada por talento vallenato.

El arte es universal, traspasa fronteras, incluso las políticas, y más cuando se trata de niños que no saben de colores ni intereses. Solo saben que descubrieron un nuevo mundo musical en el que les hace falta el apoyo incondicional de los gobiernos de turno -municipal y departamental-, de la empresa privada, de la sociedad en general. Si este gran número de jóvenes que ya tienen la preparación musical de la Fundación Batuta reciben otro tipo de apoyo, seguramente la capital cesarense tendría otras ofertas culturales, sin limitarse al folclor vallenato, que aunque muchas glorias le ha dado a sus artistas y a la región, también merece mezclarse con otras líneas musicales.

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