Suele hablarse mucho de la gestión que desarrollan entes como la Alcaldía de Valledupar y la Gobernación del Cesar, ambos llamados a resolver los problemas de la ciudad y del departamento.
Cada cuatro años, al inicio de los respectivos periodos gubernamentales, en torno a estas instituciones se teje todo un manto de nuevas expectativas y esperanzas por parte de la ciudadanía que ve y espera en los mandatarios, que acaban de llegar a sus cargos, la solución a tantas situaciones propias de la ciudad y de su departamento.
Es un ciclo que se repite cuatrienio tras cuatrienio, algunas veces con ciertos logros y en otros periodos no tan eficientes frente a esa gama de ilusiones que inicialmente tenía el pueblo, pero que con el paso del tiempo se van esfumando y nuevamente se vuelve a experimentar ese sentimiento de frustración e impotencia en razón al incumplimiento de tantas promesas y propuestas.
Pero en medio de ese panorama gubernamental existe un eslabón institucional constituido por el Concejo Municipal de Valledupar y la Asamblea Departamental del Cesar que tal vez la mayoría de la gente se olvida de su existencia, pero es bueno recordar que estas dos corporaciones también tienen obligaciones y funciones relevantes en pro del desarrollo y avance tanto del municipio como del departamento.
A gran parte de la opinión pública no debe olvidársele que a las asambleas departamentales y a los concejos municipales les compete determinar la estructura de la respectiva administración territorial, crear los establecimientos públicos y las empresas industriales y comerciales y autorizar la constitución de las sociedades de economía mixta, siendo sus funciones más relevantes las de ejercer función de control a la respectiva administración de su entorno territorial.
Para cumplir esas funciones, tanto los concejos municipales como las asambleas departamentales podrán citar a los secretarios, jefes de departamento administrativo y representantes legales de entidades descentralizadas, así como al personero y al Contralor, entre otros funcionarios. En todos los escenarios es importante la participación ciudadana en todo aquello que implique la toma de decisiones de gran impacto para la comunidad.
En síntesis, son órganos legislativos que desempeñan diversas funciones en el ámbito regional, los concejales y diputados tienen que cumplir con su objetivo principal de fortalecer la institucionalidad del gobierno y promover el progreso en la región mediante el ejercicio de su labor de coadministradores.
Frente a todo esto surgen entonces muchas preguntas en torno a la gestión tanto del Concejo Municipal de Valledupar y de la Asamblea Departamental del Cesar, el municipio y el departamento han pasado por muchas crisis en las que se esperaría un papel protagónico de nuestros concejales y diputados, pero nada de eso ha ocurrido.
La gente interroga el por qué concejales y diputados no dicen nada frente a tantos problemas como la inseguridad, la deficiencia de las empresas prestadoras de servicios públicos domiciliarios, en especial Emdupar y Afinia que son las más críticas; la falta de agua potable en corregimientos y municipios, la destinación de grandes presupuestos en megaobras que no son tan relevantes frente a temas prioritarios para la ciudadanía, entre otros aspectos de suma importancia.
¿Dónde están y quienes son los concejales y diputados nuestros? Con pocas excepciones, a la mayoría no los conoce el pueblo y casi nadie se entera de sus dinámicas de trabajo.
Pero ya llegan las elecciones regionales, es la oportunidad para premiar a los buenos y castigar a los que resultaron negligentes en su gestión.