¿Y después de la marcha qué sigue para las regiones?

Nuestro editor de contenidos le encomendó a los periodistas de su equipo de trabajo indagar los motivos por los cuáles algunos miembros de ciertos sectores, en aparente inconformidad con el gobierno del presidente Petro, decidieron marchar, ¿acaso no estaban contradiciéndose ellos mismos?

Pero no fue necesario hacer esos interrogantes porque estos surgieron de manera espontánea en la gente que estaba en las calles viendo transcurrir la marcha. Por ejemplo, algunas de las preguntas que se escucharon fue ¿no es un contrasentido que marchen los de Aducesar a favor del Gobierno que tiene a los docentes sin salud? ¿Cómo se explica que marchen los universitarios si el Gobierno les subió las cuotas del ICETEX? Al respecto, alguien respondió: ¿todo se resume en que los docentes, sindicalistas y los estudiantes en la mayoría son izquierdosos. Ellos votaron por Petro y siguen ahí”.

Estas interlocuciones callejeras reflejan parte de la naturaleza de la marcha llevada a cabo este martes 18 de marzo. Sin embargo, el análisis de lo que vive el país no debe quedarse solo en eso, es necesario mirar los alcances de estas manifestaciones y de lo que sigue ahora en la agenda del Gobierno nacional y las respuestas por parte de la ciudadanía frente a sus apuestas para lograr buenos resultados en la consulta popular que se está promoviendo.

Con estas movilizaciones, el presidente Gustavo Petro logró un primer objetivo que era el de medir qué tanto respaldo popular sigue teniendo su gobierno y de paso enviarle un mensaje a la oposición y, en especial, al Congreso de la República, sobre la capacidad de acción que aún le queda para continuar impulsando sus reformas, entre ellas, la laboral que fue hundida de manera definitiva este martes.

Pero el presidente Petro, más que nadie, sabe que el verdadero impacto de esa movilización aún no se ha logrado, de nada le serviría haber llenado de gente las calles si no alcanza los más de 14 millones de votos que necesita en la consulta popular. Por ello, su trabajo fuerte comienza a partir de ahora, sería su prioridad y eso implica desviar la atención de algunos procesos, y se esperaría que agilizara los temas relacionados con proyectos y demás acciones de gobierno que, con mucha urgencia, necesitan las regiones que llevan meses esperando giros de recursos del orden nacional, no obstante, debido al corto tiempo que le queda, esa posibilidad es bastante remota y todo su empeño sería con miras electorales.

Aunque también es cierto que ya el tema de grandes movilizaciones no es un termómetro fidedigno, muestra de ello son los triunfos electorales de personajes que no llenaban plazas públicas como Nayib Bukele, en El Salvador; Manuel del Castillo en Perú y Javier Milei, en Argentina, entre otros.

Ante el poco tiempo que queda de este mandato, (8 meses de gobierno y 8 de elecciones) se cree que no va a haber ninguna acción gubernamental organizada y en su defecto se apelará a seguir con las movilizaciones y a los discursos que ya todos conocemos para enfrentar los cinco procesos electorales que se avecinan y que después ampliaremos.

Así las cosas, el gobierno estará muy ocupado en los procesos electorales, apoyado en las distintas organizaciones, entre ellas las indígenas, las que se han visto beneficiadas con la contratación estatal. Al medir resultados institucionales, habrá que hacer juicios políticos al gobierno vs. oposición frente a la responsabilidad de garantizar el bienestar de los colombianos.
De todas maneras, hay que evitar que la consulta popular congele la dinámica de transferencia de recursos de la nación a las regiones y que, por el contrario, se avive ese procedimiento.

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