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¿Wilber Mendoza, sí merecía ser el Rey?

Por: Jorge Naín Ruíz

No creo que sea un mejor intérprete del acordeón vallenato aquel que lo digita más rápido, ni el que nunca pisa un pito equivocado, por eso no me disgustó el triunfo de Wilber Mendoza Zuleta, sin ser este el de mayor “ejecución” entre los cinco finalistas; en lo que sí se los llevó fue en la nota del vallenato puro, auténtico, esa que al parecer la Fundación y un buen número de cultores del folclor pretendemos rescatar.

Es cierto que todos esos jóvenes acordeoneros que le hacían competencia al hijo de “Colacho”, pueden llegar  a tener un futuro muy  promisorio en la música vallenata y alcanzar muchísima fama, pero esta música ahora no necesita de Reyes como esos, porque ellos, como es lógico, están pensando más en fama, poder y dinero, mientras nuestra música busca afanosamente el camino de no perder sus raíces y desaparecer en el maremágnum de fusiones.

Díganme si nunca le escucharon “pelar” un pito a Alejo o a Luis Enrique, a Calixto Ochoa o a Nafer Durán; pero escuchen su música y compárenla con la cantidad de florituras con la que se adornan los acordeoneros modernos, a ver cuál se escucha mejor o cual gusta más.

Después del Festival, en toda la región llueven las especulaciones sobre cuáles pudieron ser las razones o causas para que el Rey se alzara con la corona; en este caso he escuchado muchas, desde los que afirman que ganó por ser hijo de “Colacho”, hasta quienes creen que la Fundación metió la mano para ayudarle a enderezar su vida particular al hijo del Rey de Reyes; yo no creo ni lo uno, ni lo otro; para mí el jurado calificó mejor lo que le sonó más agradable, que no precisamente tiene que ser lo más perfecto.

Ahora que ya tenemos un Rey Vallenato que toca el acordeón con las mayores características de autenticidad, solo nos falta que los cantantes buenos y con estilo clásico se fijen en él y vuelvan a hacer trabajos musicales serios, sin que predomine el afán desmedido de fama, sino la conservación de nuestros patrones folclóricos, como aquellos que hacía “Colacho” con Diomedes o con Oñate, porque sin necesidad de que los jóvenes desistan de la modernidad y de las nuevas olas, nosotros podemos tener un grupo de intérpretes que jalonen hacia lo clásico.

Es por esto que no me extraña, ni me incomoda un Rey Vallenato con las características de Wilber Mendoza, porque él nació y creció en el ombligo del folclor escuchando nada menos que a “Colacho” y Escalona.    

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