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Wilber Mendoza, el Rey que todos quieren

Por Aquilino Cotes Zuleta 
Especial para EL PILÓN 

“Estoy muy contento y satisfecho por el triunfo de Wilber, celebro con mucho ahínco que se haya coronado Rey Vallenato; mi compadre “Colacho” y mi comadre Fanny Zuleta serían los más orgullosos de su hijo, es un gran baluarte de nuestro folclor”, dijo Emilianito Zuleta Díaz, minutos después de conocer el nombre del nuevo Rey del folclor vallenato. 

Juan Carlos Castro Arias, su amigo, folclorista y mentor señaló que es un triunfo estruendoso, maravilloso y precisó que Wilber está para muchas cosas buenas, que ya vienen caminando.

Darío Pavajeau Molina, reconocido folclorista de la región consideró como apoteósico la conquista de Wilber Mendoza y lo expone como una fiel muestra de la música autóctona, con los bríos musicales de su papá y la grandeza del digitador del vallenato. “Es un gran ejecutor de nuestro folclor”, subrayó.

Así como ellos, sus vecinos del barrio Obrero de Valledupar, en donde vive Wilber Mendoza Zuleta con sus hijos, lo esperaron en la madrugada de ayer para celebrar con él, su triunfo.

Al llegar se armó la algarabía de contento y sonó  el famoso paseo del maestro Rafael Escalona Martínez ‘El matrimonio de Colacho’:  
Entristecido quedó Escalona
porque Fanny se llevó a Colacho
mire va vestida de blanco
con su velo y su corona

Dos horas antes, al saber que era el Rey Vallenato 2013 en el Parque de la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata, alzó su vista al cielo y exclamó: “Esta corona es de ustedes, tuya mamá y tuya papá” y unas lágrimas asomaron en sus ojos. 

El arte del acordeón

Wilber era hijo de ‘Colacho’ Mendoza y Fanny Zuleta. ‘Colacho’ murió de un infarto cardiaco el 27 de septiembre de 2003, y Fanny falleció dos años después, el 29 de abril de 2005, en pleno Festival Vallenato. Ese año, Wilber estaba participando en el Festival. Agobiado y perturbado por la muerte de su mamá renunció a la final del Festival Vallenato.

Hay que recordar que ‘Colacho’ fue uno de los acordeoneros más destacados  y versátiles del folclor vallenato, que  vivió y tocó todas las generaciones de la música vallenata.

Se codeó de tú a tú con el legendario Luis Enrique Martínez, Alejo Durán, Emiliano Zuleta Baquero, Lorenzo Morales, Israel Romero, Beto Villa, “Cocha” Molina, “Chiche” Martínez, Iván Zuleta, Saúl Lallemand, entre muchos otros.

Pero “lo que se hereda no se hurta”, dice el refrán que se puede aplicar a la vida de  Wilber Mendoza. “Es, como ‘Colacho’, uno de los más versátiles ejecutores del acordeón y tiene la melodía en sus dedos; indiscutiblemente, Wilber es el mejor heredero del folclor vallenato”, sostiene el también acordeonero y arreglista de música vallenata Juan Carlos Ovalle.

Aprendió a tocar acordeón a los 11 años. “Todos los días veía a mi papá tocando, mi casa era un trajinar de acordeoneros y músicos. Yo cogía el acordeón y lo manoseaba y de un momento a otro empecé a sacar notas”, recuerda con alegría. 

Con los años afianzó la ejecución del acordeón, apoyado por sus padres. “Le cogía el acordeón a Nicolás Elías y a veces lo regañaban”, recuerda su tía Miriam Zuleta. 

El rey Vallenato Wilber Mendoza recordó que hizo conjunto con Farid Ortiz. “Éramos muchachos, él un poco mayor que yo, y  como él cantaba parecido a Diomedes nos buscábamos para tocar improvisadamente, era como de recocha”, afirma.   

Bachiller con su mamá

Contó que ya adolescente se enamoró de una muchacha vecina del barrio Obrero y decidió aprender a tocar guitarra, para ponerle serenatas. “Mi papá me regañaba porque me decía que tenía que dedicarme al acordeón o la guitarra, que no podía hacer las dos cosas a la vez”, dijo.

Por estar dedicado a estos dos instrumentos, dejó los estudios de bachillerato y años después su mamá Fanny lo obligó a que regresara al colegio, con ella. Se matricularon   en el colegio Nacional Loperena Central y se graduaron juntos de bachiller. “Fue algo grandioso, que linda mi mamá”, recordó.

El infierno que vivió 

Pero de repente, por insinuaciones de un amigo se vio envuelto en la droga. La muerte de sus padres lo perturbó.  

“De noche y de madrugada caminaba como loco por la casa de mis padres. Oía a mi papá tocando el acordeón, veía a mi mamá tejiendo en su máquina: les hablaba, pero no me escuchaban, y desaparecían…” dijo Wilber.

Confesó que “me desinteresé por el acordeón”, no le importaban las veces que vio  a su papá en parrandas con Gabriel García Márquez, Luis Enrique Martínez, Leandro Díaz, Belisario Betancur, López y con lo más granado de la literatura, de la academia, de la política, de la sociedad colombiana y de la música.

Wilber se fue aislando de la sociedad vallenata, de sus amigos, de sus vecinos y hasta de su familia, y se fue escondiendo en la droga. 

De 90 kilos bajó a 55 kilos. Se veía escuálido por las calles de su barrio Obrero en Valledupar. “Era un esqueleto caminando. Sentía rabia conmigo mismo porque no encontraba la solución para sacarlo del problema”, enfatizó ‘El Turco’ Pavajeau Molina.

Con el paso de los meses Wilber Mendoza fue perdiendo también a sus compañeros de conjunto vallenato: “no me hablaba y me acusaba de que yo inventaba que él estaba consumiendo droga”, dijo Wilmar Jaimes, su cantante y guacharaquero. 

Hace dos años su familia y amigos lo convencieron de que viajara a Bucaramanga a un centro de rehabilitación. Allí estuvo menos de cuatro meses. Por su buen comportamiento le dieron un permiso por cinco días para que regresara a Valledupar.

“Me sirvió de mucho ese tratamiento que era por dos años y estando en Valledupar decidí no volver a Bucaramanga y tomé la decisión de no tener más contacto con drogas. Hoy soy el verdadero Wilber Mendoza Zuleta. Gracias las manos benditas que me dejó mi papá;  aquí estoy sano y salvo, con Dios y con la bendición de mi mamá, ofreciendo esta corona que es de ellos, es de todos”, aseguró.

 “Por la muerte de mis padres busqué compañías equivocadas. Sentía que la droga me llenaba el vacío que tenía, pero estaba plenamente equivocado”, sostuvo.

La nueva vida…

“No le hacía caso a nadie, estaba como embrujado y empecé a aislarme por mi propia cuenta”, dijo Wilber y agregó que “no es nada fácil olvidar los recuerdos de mis padres. El hombre músico y de virtudes que fue mi papá y la mujer ejemplar que fue mi mamá. Creía que ese maldito vicio era la solución”.

Pero valieron más las ganas de vivir, y afirmó que ha salido de ese infierno. “Recuperé los valores que tenía perdidos y estoy en la plenitud de la vida, de la gente que cree en mí, de mi dignidad y la de mis padres. Yo soy otro. Soy mejor”, aseguró. 

Hoy, a sus 48 años de edad,  tiene de nuevo el acordeón en su pecho y es el nuevo Rey Vallenato 2013. Se alzó con la corona interpretando canciones de Rafael Escalona, Emiliano Zuleta Baquero, Lorenzo Morales, Julio Oñate Martínez, Calixto Ocho y de su papá. 

Ganó porque es nativo de la música vallenata y tiene dinastía, porque su nota musical es limpia, gruesa, cadenciosa, alegre y melodiosa, como la de su papá “Colacho” Mendoza; porque fue el único concursante que incluyó dos y hasta tres pases melodiosos en cada canción que interpretó. Porque tiene destreza propia y un estilo que heredó de ‘Colacho’; porque es un hombre serio, transparente, con una gran personalidad y porque aprendió a tocar acordeón a lo natural viendo a su papá, no fue “fabricado”, como diría ‘El Cocha’ Molina.


 

 

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