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Vuelvo Por Llinás

Para nuestro orgullo nacional, Rodolfo Llinás es un genio de la neurociencia. Pero no está solo en ese Olimpo. Hay investigadores en el mundo que honran ciencias afines, como el caso del psicólogo, psiquiatra y sicoterapeuta brasilero Augusto Jorge Cury.

En un escrito anterior mío publicado en este diario recordaba cómo el maestro Llinás en su libroEl Cerebro y el Mito del yo, afirmaba tajantemente que el alma humana no existe, y que la única realidad superior en el cuerpo, es el cerebro. Que éste alberga todos los misterios de la vida y que fuera de él no hay misterio alguno.

Las investigaciones científicas de Cury, en cambio, tienden a descubrir los límites y las relaciones entre el alma y el cerebro. De paso conviene señalar que Cury, al cabo de sus exhaustivas investigaciones, cambió de bus pues era ateo y pasó a ser creyente.

El ámbito de sus investigaciones lo denomina Análisis de la Inteligencia de Cristo. Y no solamente el brasilero está por esa línea(en el Brasil no todo es futbol, a propósito del pasado campeonato; en Colombia si, por lo menos todo es espectáculo).

Es evidente que existe una corriente humanista de investigadores, diferente a la del grupo del que hace parte Llinás, que cree que el alma no es el cerebro, sino que el ser humano posee un campo de energía emocional e intelectual que no solamente emana del metabolismo cerebral.

Con todo, Cury no es un científico radical, pues afirma que ambas corrientes de pensamientos, la de los neurocientíficos y la de los científicos humanistas, poseen parte de verdades. Que según sus investigaciones acerca del proceso de construcción de pensamientos, el alma no es química, pero que a pesar de ello, ella mantiene una relación intensa e interactiva con el cerebro en forma tal que pareciera ser química.Aristóteles distingue entre el alma “anima”, irracional, de la que participan los reinos vegetal y  animal, y el alma racional, exclusiva del hombre, de naturaleza  espiritual. Pero les es común la actividad biológica.

Que los seres humanos somos absolutamente complejos. Que pensar, sentir soledad, sentirse alegre, reconfortado, amar, son fenómenos que van más allá de los límites de la lógica del metabolismo cerebral. Pero que sin embargo, no hay que dejar de entender que un error metabólico en la actividad cerebral puede causar o desencadenar dolencias psíquicas.
Como se ve, no es que Cury se vaya por la línea media entre su teoría, por ejemplo, y la de Llinás, sino que es realista.

Concluye diciendo que de hecho cada ser humano es un baúl de secretos incalculables, que tenemos un campo de energía psíquica más complejo que todos los fenómenos del Universo, que seguramente el Creador tuvo mayor dificultad en construir el primero que ajustar el último; que la construcción de un simple sentimiento de culpa o humor triste posee una complejidad inimaginable, capaz de ir mucho mas allá de la lógica del metabolismo cerebral.

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Rodrigo_Lopez_Barros.: