Se aproxima el Voto Catalán. El 9 de noviembre la región autónoma española de Cataluña se manifestará sobre su aspiración de independencia del Estado español. Esta semana será decisiva para definir su ruta legal. Los partidos soberanistas ven con angustia como se les acorta el tiempo y no están preparados aún por la confusión que existe.
Cuando el Caribe colombiano quiso manifestarse sobre su aspiración de autonomía en unas elecciones, se enfrentó a similares circunstancias jurídicas de carencia de regulación legal para la realización de este tipo de expresiones populares.
El Voto Caribe en el 2010 no podía realizarse por no estar constitucionalmente regulado y solo a última hora tuvo el apoyo del Gobierno Nacional y la Registraduría, pero con la condición de que no tuviese “efectos jurídicos vinculantes”.
Para el poder central colombiano era solo un ejercicio académico, experimental, pero para los caribeños tenía otro alcance: Fue una expresión democrática, auténtica y firme que fortaleció la voluntad del Caribe en su visión autonómica.
Si bien la región española busca independencia mientras que el Caribe colombiano pretende convertirse en región con autonomía, en ambos casos hay el sentir de ser partícipes de su desarrollo y hacer respetar su capacidad de decisión.
Los pueblos de Cataluña, Escocia, Quebec y el Caribe en Colombia poseen una identidad muy definida, tienen en común el propósito de construir su futura organización estatal, su gobierno regional. Los catalanes van más allá y optan por la independencia.
Artur Mas, líder del proceso, a pesar de su frialdad, ha logrado llevar el tema de búsqueda de autonomía y autodeterminación a niveles muy avanzados, pero el gobierno central español considera que Cataluña no tiene las competencias constitucionales para convocar a las urnas y definir sobre su independencia.
El problema es jurídico y político. Si no se celebra la consulta el próximo 9 de noviembre ya los partidos soberanistas están buscando otros mecanismos para hacerla. Han llegado a proponer un anticipo de las próximas elecciones autonómicas para que sirvan como plebiscito consultivo.
Cada vez aumentan las tensiones con el gobierno central y han visto sepultar proyectos de alto impacto para su infraestructura. Mariano Rajoy como presidente de España ha hecho todo lo posible por hacer fracasar la consulta aduciendo la protección de la unidad indisoluble del país.
Artur Mas no quiere causar una debacle institucional que ponga en peligro el proceso de fortalecimiento de la autonomía catalana, más bien, trata de luchar y obtener 2 millones de votos para tener un gran consenso que construya el sistema de gobierno catalán que permita mayor desarrollo.
Otro aspecto que pesa mucho es querer una Cataluña libre y continuar dentro de la Unión Europea.
Al final, lo que estamos viendo en Escocia, Cataluña y el Caribe colombiano es un miedo a que el pueblo decida sobre su autogobierno y autonomía. El alma y el pensamiento del pueblo es diferente a lo que imponen las elites dominantes desde los centros de gobierno.