La afición vallenata aún no olvida aquella tarde del 15 de noviembre de 2008 cuando Álvaro Barros ‘se levantó sobre los cielos’ y de ‘chalaca’ envió al balón al palo derecho de la cabaña defendida por Jorge Barón del Real Cartagena.
Fue un gol que ‘enloqueció’ al ‘Armando Maestre Pavajeau’; una faena que quedó sellada como una de las épicas anotaciones vistas en el escenario vallenato. Fue el 2-1 con el que Valledupar Fútbol Club derrotó 2-1 a los del ‘Corralito de piedra’, en el partido de ida de la Copa Premier II en aquel entonces.
Una escena que puso un sello inédito en el jugador bosconiense; la misma que le abrió las puertas en el fútbol colombiano como un jugador joven, habilidoso y buen ‘amigo de las redes’; posteriormente llevó sus goles a las mejores vitrinas del balompié nacional con la camiseta de la Academia capitalina.
Allá ratificó su olfato goleador anotando 21 tantos lo que sirvió de ‘trampolín’ para fichar con Millonarios y luego con equipos como Atlético Huila y Deportivo Pasto.
Sin embargo, su esencia goleadora se ‘esfumó’ de un momento a otro; vivió en carne propia lo difícil de ser titular en un equipo de primera división; eso le quitó ritmo de competencia y sus goles no volvieron a aparecer.
Hoy, Álvaro Barros quiere retomar esa forma que un día lo puso en el pedestal del balompié colombiano y darle la mano al equipo de su tierra; por eso entrena en el Valledupar Fútbol Club, bajo las órdenes del técnico Hugo Arrieta, el mismo que un día fue su compañero de fórmula en el elenco ‘verdiblanco’.
“Quiero volver a ser el jugador que todos conocen, lo que quiero es jugar para retomar la confianza que me llevó a la A, hablé con el profesor Hugo y me dio permiso para entrenar sin ningún compromiso, ojalá se den las cosas para quedarme en el Valledupar, acá estoy en mi tierra, con mi familia y con la gente que me vio nacer como futbolista”, manifestó el atacante de 27 años.
Su historia deportiva dio un giro de 180 grados; hoy, el rostro de Álvaro Barros refleja un rostro de revancha y asegura que aún tiene mucho que darle al fútbol, pese a que los últimos cuatro años de su carrera no fueron los mejores, debido al poco ‘chance’ que tuvo en los equipos que militó.
“Es muy lindo reencontrarme con Hugo Arrieta porque jugué con él y en su momento fue un referente para el equipo dentro y fuera de la cancha, a él le agradezco esta oportunidad de entrenar con el Valledupar y ojala se den las cosas para quedarme”, aseguró Barros.
Por ahora, su objetivo es ponerse a tono para jugar y nada más. “Tuve dos ofertas de Unión Magdalena y Patriotas, pero quiero estar cerca de mi familia”, dijo.
Su escuela
Álvaro Barros se convirtió en un ídolo, en el jugador que todos quieren imitar; por eso en su pueblo natal todos quieren ser como él y seguir sus huellas.
Por eso, más de 60 niños, en tres categorías, hacen parte de su escuela de fútbol en el municipio de Bosconia, en donde quieren aprender la fundamentación de su ídolo y seguir sus pasos goleadores en el deporte de las multitudes. La escuela es dirigida por los entrenadores Nayid Payares y Jhonny Buelvas.