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Volver a la diplomacia, señores…

Son verdaderamente lamentables y bochornosos los hechos protagonizados por los Presidentes de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, paradójicamente en la reciente cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, realizada en Cancún, México.
El comportamiento de los dos funcionarios públicos deja mucho que desear sobre su ejercicio del poder y el cumplimiento de sus deberes, en este caso las relaciones entre dos estados.
Uribe y Chávez no son dos ciudadanos comunes y corrientes, de dos países América Latina. No, son Jefes de dos estados, representantes de dos pueblos, que, con ellos o sin ellos, tendrán que compartir una geografía, una economía, una historia y hasta fenómenos culturales comunes, en una extensa y compleja frontera.
“Sea varón quédese aquí, que usted insulta en la distancia”, dijo Uribe, y “Vete al carajo”…, contestó Chávez, son expresiones que no se corresponden con la investidura que tienen ambos funcionarios y que representan la máxima autoridad en sus respectivas naciones.
No, insistimos, señores, estas no son relaciones interpersonales, son relaciones entre jefes de Estado y estas relaciones se rigen por una vieja ciencia que es la diplomacia, que trata precisamente de la defensa de los intereses y las relaciones entre países, y se extiende a un manejo estratégico y elegante de las mismas, que además es sinónimo de buenas maneras.
Independientemente de las coyunturas nacionales, y Chávez vive una dura crisis política y económica en su país, otro tanto tiene Uribe con el tema de la emergencia social y la debilidad de una segunda reelección; independientemente del temperamento autoritario e impulsivo de los dos gobernantes, las relaciones entre Colombia y Venezuela, que afectan a  dos pueblos hermanos, a millones de personas, cuyas economías son complementarias y esas relaciones comerciales representan beneficios para ambos lados de la frontera.
Quizás pueda tener mucha razón el Presidente Uribe Vélez cuando reclama el manejo caprichoso y absurdo que Chávez le ha dado a las relaciones comerciales, pero acudiendo a esas frases para responder a la grosería y a la vulgaridad de Chávez, no va a lograr que Venezuela le pague a los empresarios y ganaderos colombianos lo que les deben, ni tampoco a lograr que este se entusiasme para volver al comercio fluido que necesitamos los dos países.
Colombia debe acudir a la OEA, como ya lo ha hecho; pero también a la Organización Mundial de Comercio (OMC), y presentar este caso que puede traerle sanciones a Venezuela. Esos son los canales diplomáticos y a ellos hay que acudir y no dejarse provocar por un mandatario pendenciero y que no mide sus palabras… Sabemos de la sindéresis del Presidente Uribe y más temprano que tarde volverá a asumir este tema con la firmeza que requiere, pero también con toda la calma y la prudencia del caso.

…Y funciona con Ecuador

Y siguiendo con el tema de las relaciones internacionales, debemos registrar positivamente el buen ambiente que se ha restablecido entre Colombia y Ecuador.
En este caso, a pesar de que entre Uribe y Correa también hubo algunos roces incidentes, luego de la muerte de alias Raúl Reyes, líder de las FARC, en territorio de ese país, ahora ambos países han hecho gestiones para normalizarlas, incluyendo una hoja de ruta para las mismas y – también en este caso- se aplica lo mismo que para Venezuela; Colombia es importante para la economía de Ecuador, este país consume buena parte de nuestra producción industrial y desde allá importamos muchos productos agrícolas, principalmente.
Y se debe aplicar la misma filosofía, acá  tampoco se trata de las relaciones entre los señores Uribe y Correa, sino de dos jefes de estado, cuyos países tienen intereses comunes que se deben negociar de manera estratégica, pero a la luz de la diplomacia y el respeto al Derecho Internacional. En este caso, gracias a la gestión callada del Canciller Jaime Bermúdez y también del Ministro de Defensa, Gabril Silva, experto en estas lides, se confirma que la diplomacia si funciona y rinde sus frutos.

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