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Vivir el Festival Vallenato: una experiencia de pasión y tradición

¿Estaba pensando cómo se vive un festival vallenato? No es tan difícil a menos que no te guste el vallenato. Todo el día, la tarde y la noche escuchar música de acordeón. 

Soportarás temperaturas de 40 grados centígrados, caminarás entre miles de personas, a empujones te abrirás camino, tendrás el abanico de mano dando y dando, tomarás cerveza, whisky, agua, tequila y guaro todo el día, pero notarás que no te emborrachas y tampoco vas al baño. 

Irás a parrandas de día, tarde y noche y no solo de noche, verás el amanecer hermoso de mi Valle cada día. Duermes dos o tres horas por días, pero sientes que es suficiente. 

Te sientas en cualquier silla a 5.000 pesos, si no encuentras te tiras en el bordillo de la calle, o buscas refugio en los palos de mango. Me enseñaron a bajar la temperatura con una toalla de mano que venden a 2.000 pesos, espera que pase un vendedor de agua y la metes en la cava de hielo luego te la pones en el cuello y adiós calor. 

Comes lo que vendan en la plaza, cholao, mango con sal, butifarra, chuzos, arepa, hasta arroz si quieres. Un buen peto nunca está de más. Tienes que comer chivo guisao así sea una vez… que es mentira… comemos chivo todos los días. 

Compras poncho, y los impermeables no son una opción, déjate caer el agua de lluvia… ¡Qué delicia! Nada impide que disfrutes esa sensación.  

¿Pero saben qué? Recibes más amor que ninguno, recargas energía con tantos abrazos sinceros, bailas 4 horas con tremendo sol y siempre sonríes y la gente que te ve te saluda como si fueras la mejor bailarina, conoces gente cada 5 minutos y que, sin saber por qué, son  tus primos o hermanos… amas estar en ese bololó de alegría, en el ruido armónico de un acordeón. Calificas sin tener conocimiento a los concursantes pero le vas al que más te gustó.

Amo mi tierra…  recarga de amor, amo mis amigos… recarga de mi alma. Amo bailar ‘El pilón’ aunque suene 2.000 veces la misma canción, amo mi festival vallenato. Amo el río, la plaza, las calles, la lluvia, amo vivir cada año un nuevo festival. Volveré mi querido Valledupar. Volveré mi amado colegio. Volveré mis amadas amigas. Volveré. Porque Dios siempre me lleva.

Por Karime Radi Sagbini.

Categories: Columnista
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