Cuando un presidente habla de la paz del país, lo respetamos y le creemos. Es el jefe que tiene las riendas de la nación, un jefe que elegimos libremente. Cuando el señor presidente cree ciegamente en las Farc, nos pone a pensar y nos siembra la duda: ¿cumplirán o no cumplirán? Porque son muchos los años ya, y muchos los procesos en busca de la paz, en que han prometido y han fallado, por no decir se han burlado.
Creerle a la guerrilla más antigua de América, me atrevo a pensar que quizás del mundo, es hacer un supremo acto de fe, una fe que llegue a igualar a la de los santos (los de la iglesia, no los del presidente). Pero bien, en estos tiempos, a pesar de que seguían los ataques aleves, las extorciones y todos esos delitos a los que el pueblo se ha ido acostumbrando, el acto de fe seguía ahí, a veces decaía, otras, aumentaba. Fe sustentada en que ante tan larga espera, año tras año, es muy triste irse por causa de la violencia infame o sin haber conocido la paz íntegra de Colombia.
Se reforzó el fervor con el logro del apoyo internacional, pero hubo otro cuestionamiento: saben más los de otros países sobre lo que sucede, se acuerda, se promete en La Habana, que los colombianos; sólo seguíamos con nuestra fe, en lo que nos dice el gobierno.
Cesaron los bombardeos y la guerrilla prometió una tregua. Sin embargo, miembros del ejército entre el sueño reparador, recibieron una carga de explosivos y balas mortales, como ya todo el país sabe. Más de lo mismo. Se sintió otra vez el dolor por los que murieron, por sus familias, por la patria, por el Presidente que seguramente se sintió engañado. Las manifestaciones de dolor han sido numerosas, hasta el punto de que alguien, bien vallenato, me dijo: “Unjú, tanta bulla, yo veo que en otras ocasiones que han matado no ha habido tanto revuelo”; quizás es cierto, pero esta vez la conmoción llega porque el país estaba seguro de que la guerrilla cumpliría, tan seguro estaba, que los mismos que murieron se sentían tranquilos y se echaron a descansar.
Entonces, ¿qué siga el proceso de paz? Ya los más entendidos, analistas, politólogos, han dicho que sí, que sería un error acabarlo, pero que se debe replantear. De eso no sé, porque como no se conoce lo que tratan, no entiendo que se pueda replantear.
Por encima de todo lo ocurrido hay que apoyar al presidente, que siga en la búsqueda de la paz, que replantee lo que le dicen los que saben; pero que no le crea todo lo que prometen las Farc, para que nosotros sigamos creyéndole a él.
Un réquiem por lo que murieron entre sueños, por esos mismos a los que les rompieron sus sueños reales, los de sus familias, los del país.