Fue estremecedor en la ciudadanía escuchar la entrevista, en la emisora La W Radio, a un vigilante que se identificó como Henry Balcázar, que ha permanecido en el edificio de rectoría Uriel Gutiérrez de la Universidad Nacional, Bogotá, varios días sin salir de un lugar de control.
Sus compañeros en un comunicado expresaron que en el Centro de Control de Emergencias debe permanecer una persona 24 horas, porque desde ahí se hace el monitoreo de los sistemas de control de incendios, de los equipos que reciben las alertas y alarmas de emergencia por inundación, e intrusión en todos los edificios del campus y edificios externos de la sede Bogotá, adicionalmente, es en este lugar desde donde se reciben y gestionan las llamadas de emergencia de cualquier persona de la Comunidad Universitaria.
El trabajador afirmó que “ellos están exigiendo que se rehaga el proceso de elección del rector, cosa que es bastante difícil. No hay todavía un acercamiento con las directivas para ponerle fin a esa toma. Yo estoy acá encerrado y no tengo contacto con personas externas al centro de control. Ayer se logró que entraran dos personas del servicio médico que me examinaron, afortunadamente me encuentro bien.
“Ellos dicen que hasta que no me salga no van a dejar entrar a nadie. Vinieron acá a decirme que me iban a matar, que iban a quemar todo, pero yo aseguré la puerta y aquí estoy. Estoy salvaguardando 20 años de lucha, de trabajo para lograr brindarle más seguridad a la universidad a través de los medios electrónicos, dejar quemar esto no es por la cantidad de millones que puedan valer los equipos, sino el retroceso en materia de seguridad porque quedaría desamparados un 80 % de las instalaciones, tanto edificios internos como externos (…), son personas ajenas al campus, cuando ellos marchan grafitean, pero no vandalizan los edificios, en esta ocasión le dieron con todo a las cámaras de los 5 pisos, vandalizaron los torniquetes del edificio (…) lo que he conseguido a lo largo de mi vida ha sido gracias al sueldo, a las garantías y oportunidades que me ha dado la universidad, yo no puedo dejar que vandalicen algo por lo que yo he luchado durante tanto tiempo con mis compañeros; no podemos dejar que vengan personas ajenas a destruir esto”, añadió.
“Mi familia es la universidad, mi familia es el personal que está trabajando conmigo desde hace 34 años”.
Preguntado cómo desmontaría la protesta dijo: “Tomar nota para ver cómo se puede llegar a un acuerdo y que sea un gana–gana. Una vez se hayan escuchado sus propuestas hay que llevarlas a las directivas de la universidad, instalar una mesa de diálogo”.
Y concluyó: “Quiero que no se satanice el nombre de la Universidad Nacional, de la educación superior pública. Las malas informaciones llevan a que las personas se asusten y no quieran ser parte de los procesos, esa sería la ayuda, que el país entero se dé cuenta que la universidad es un espacio donde se respeta el pensamiento diverso, la religión, las creencias, donde se debate con altura y con respeto para llegar a acuerdos que beneficien a la población en general”.
Lecciones: el amor por el trabajo, por la institución, el agradecimiento, proteger lo construido, la no evasión de la responsabilidad, el valor y el sacrificio, entender el diálogo como forma de superación del conflicto y la comprensión de qué es una universidad.