La semana pasada se entregaron en Bogotá los Premios Nacionales de Periodismo Simón Bolívar, por parte de la empresa Seguros Bolívar, del Grupo Davivienda, que constituyen unos galardones reconocidos y de prestigio entre los medios y los periodistas de todo el país.
Fueron galardonados, entre otros, María Elvira Samper, columnista de El Espectador y comentarista de RCN radio, con el Premio a la Vida y Obra de un Periodista; Gustavo Gómez, de Caracol radio, como periodista del año.
Además, también fueron premiados Daniel Coronel, Ignacio Gómez y Arnulfo Méndez, del noticiero Noticias Uno, por su trabajo en Televisión; Nelson Freddy Padilla de EL ESPECTADOR, Jairo Tarazona de RCN radio; Andrés Wiessner de Caracol Televisión, un grupo de periodistas de la revista Semana, entre otro destacado grupo de periodistas.
Desde estas páginas felicitamos a todos los medios y colegas ganadores, en particular a María Elvira Samper, quien se ha destacado desde las salas de redacción, como también desde las páginas de opinión, por un periodismo independiente, crítico y vigilante de la compleja realidad nacional; también a Gustavo Gómez, quien ha demostrado una gran versatilidad en todos los medios donde ha trabajado: radio, prensa y televisión.
A Daniel Coronel y su equipo de Noticias Uno, por la gran valentía y profesionalismo con que han asumido el ejercicio del oficio, a pesar de las amenazas y los hostigamientos.
Pero más allá de la importancia de los trabajos presentados y de la trayectoria de los periodistas premiados, es importante resaltar que el jurado calificador, integrado por un grupo destacado de personalidades de la vida nacional, bajo la presidencia de Rodrigo Pardo, premió la osadía y la independencia en los temas tratados, relacionados con escándalos como el del Programa Agro Ingreso Seguro, las chuzadas del DAS, la masacre de El Salado, entre otros.
A riesgo de incurrir en la llamada sociedad del mutuo elogio, sin modestia hoy debemos resaltar la calidad del periodismo que se hace en el país, a pesar de todas las dificultades por las cuales, en mayor o menor proporción, pasan los medios de comunicación y también los periodistas, en Colombia se trata de hacer un buen periodismo, y así es reconocido hoy en América Latina y el mundo.
Estos riesgos y dificultades son mayores en las regiones, y por ello medios de comunicación como la revista Semana, entre otros, han comenzado a reconocer y visibilizar el periodismo que se hace desde las distintas regiones del país, en las cuales muchos colegas arriesgan su vida para denunciar la acción de los grupos violentos, los fenómenos como la corrupción y la ineficiencia del Estado, entre otros, en medio de condiciones de informalidad laboral y con poco acceso a la seguridad social.
Este reconocimiento a este grupo de colegas, debe ser motivo de reflexión sobre los retos permanentes del oficio: el respeto a la verdad, la búsqueda de la objetividad, la lucha por la independencia, el pluralismo y el compromiso con el ciudadano común y corriente, que espera de los medios y los periodistas un trabajo serio, responsable, veraz y objetivo, entre otras cualidades.
Las nuevas tecnologías nos imponen nuevos retos: mayor profundidad, investigación, análisis y proyección de los hechos y comentarios de actualidad. Además, más servicios y una mayor responsabilidad social.
Estas mismas reflexiones nos llevan a pensar en el futuro del Círculo de Periodistas de Valledupar, organización que tiene una gran responsabilidad en el liderazgo del gremio en el Cesar y la Guajira, cuyos asociados esta semana deben cumplir con el deber de realizar la elección de una nueva Junta Directiva.
Con respeto por la autonomía de la organización, hacemos un llamado a la unidad de la misma, a la necesidad de estudiar sus estatutos para volver a su esencia, que no es otra que la capacitación, formación, actualización y búsqueda de un mayor bienestar para sus asociados, principalmente.
Las anteriores son razones para evaluar muy bien las hojas de vida, la trayectoria, los trabajos y las propuestas de las distintas candidaturas que se postulen para conformar la nueva directiva; no es el momento de la división, de las intrigas y de las consejas, sino por el contrario de la elección abierta, sana y transparente de líderes que tendrán a su cargo la difícil tarea de proyectar esta hermosa, pero también difícil, profesión, en esta zona del país.