“Ensancha el sitio de tu tienda y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas…”: Isaías 54,2.
Muchas veces, las personas y las circunstancias trabajan asociadamente para restringir nuestro crecimiento y limitar nuestra influencia. Nuestros detractores nos inmovilizan y ponen límites a nuestras vidas, que nosotros por ignorancia o temor los aceptamos sin luchar.
Sabemos que Dios es real, que sus bendiciones son reales, que el Espíritu Santo y sus milagros son reales, que la sanidad y la prosperidad son reales, pero pensamos que no son para nosotros. Algo o alguien nos pone topes, define nuestro horizonte y limita nuestro crecimiento. Y luego, cuando Dios nos llama a ir más allá, respondemos: No puedo. No tengo fe suficiente. No alcanzo ir más allá.
También la limitación toca a las puertas de la economía y limita nuestra generosidad. Seamos fieles y honremos al Señor con nuestras ofrendas voluntarias y seguro que Dios nos bendecirá; incluso, en medio de condiciones de escasez. Nuestros contradictores quieren vernos derrotados, que bajemos la cabeza, que nos escondamos en las trincheras del desánimo. Pero el Señor tiene remedio para aquellos que han estado limitados. ¡Él desea que nos ensanchemos y que creamos por cosas mayores!
Es importante que hablemos palabras de victoria. No confesemos limitación, desánimo, desechemos toda declaración de imposible. No platiquemos falta, recesión, bancarrota, enfermedad, temor, derrota, porque estaremos multiplicando eso en nuestra vida. “La muerte y la vida están en poder de la lengua”.
Otra manera como se limita nuestra vida es a través de las costumbres y la forma de llevar a cabo las tareas. Podemos perdernos el propósito que Dios tiene para nosotros por estar persiguiendo cosas triviales. No se trata de estar ocupados, sino de ocuparnos en hacer todo lo que deba ser hecho. No nos distraigamos con cosas urgentes o con cosas que no son importantes. ¡Dios tiene cosas asombrosas planeadas para nosotros!
Amados amigos: Una distracción puede ser una persona, un error, una tentación, un negocio. No dejemos que el equipaje para el camino nos aleje de lo mejor de Dios. Las distracciones se presentan en forma de rutinas vinculantes del pasado, de tal manera que el conformismo pueda asumir el papel de la creatividad, la renovación y el cambio.
El espíritu de escasez que nos oprime y nos hace creer que siempre operaremos al mismo nivel de satisfacción, es otra manera de limitarnos. Y no se circunscribe solamente a las finanzas, también se manifiesta como falta de gozo, de confianza, de salud, de paz, o de cualquier otra cosa necesaria. No nos atrevamos a pensar que las cosas nunca van a cambiar y que no podemos esperar más de Dios. Los tiempos difíciles vienen con fecha de vencimiento. ¡Podemos esperar que Dios se manifieste y quebrante toda limitación!
Dios ha provisto lo que necesitamos para la victoria. No admitamos que se obstruya el crecimiento y que las circunstancias presentes limiten la fe ni dicten el futuro. No importa lo que parezca estar sucediendo, Dios aún no ha terminado su obra en nosotros. Es cierto que la vida que nos ha tocado vivir, tiene sus aristas ásperas y afiladas; sin embargo, si Dios está con nosotros, estaremos seguros. No nos enfrentamos a la vida con nuestras propias fuerzas ni basados en nuestros propios méritos, sino con la fuerza ilimitada de Dios y confiados en los méritos de Jesús.
Hoy invito a que, mirando con los ojos de la fe, veamos más allá de los límites de nuestra vida actual. Que en nuestros matrimonios, familia, negocio, carrera, finanzas, salud y servicio a Dios, podamos extendernos más allá de los límites de nuestra propia mente y de los límites que otros pretenden imponernos.
¡Extiéndete y amplía el horizonte de tus sueños y esperanzas! ¡Felices fiestas y venturoso año! Un abrazo y muchas bendiciones en Cristo.