I
En la memoria germina
un bosque de melodía
que cultiva Leandro Díaz
con su esposa Clementina.
Un tierno niño camina
la sombra de un cotoprix,
era el pequeño Ivo Luis
y cuando su padre cantaba
ilusionado pensaba
con ser un cantor feliz.
II
Si el alma recibe amores
la esperanza no se cierra,
su padrino Andrés Becerra
uno de sus protectores.
En su casa los cantores
daban luz a los luceros,
tres guitarristas troveros:
Brahím, Araújo y Calderón
siembran en su corazón
el sentir de parranderos.
III
De su primera grabación
celebra cuarenta años
ha escalado los peldaños
con reyes del acordeón.
Entre ellos hago mención:
Rafael Salas, el primero;
Calixto y Raúl el tercero,
con Colacho es consagrado;
Hugo Carlos y Almes Granados
se suman en el sendero.
IV
“Cadencia y afinación,
voz fuerte, melodiosa”,
dijo Colacho Mendoza,
maestro del acordeón.
Un pregón en la región
se escucha en estos días:
La auténtica melodía
del clásico vallenato,
quien tiene ese liderato
es Almes con Ivo Díaz.
Por José Atuesta Mindiola