Al llegar a su humilde vivienda, el reciclador Víctor Enrique Carpintero Manjarrez se encontró con una agradable sorpresa, el sobrino de su compañera sentimental, Óscar Vanegas Palmera, estaba en el lugar de visita ya que no se encontraba en sus labores de soldado en Valledupar.
Conversaron y al poco tiempo Óscar invitó a Víctor Enrique a que lo acompañara al parquecito del barrio Los Mayales, ubicado a tan solo unos cuantos pasos.
Él aceptó y salió de la vivienda dejando atrás a su amada Dilia del Carmen Vanegas Machado con la que acostumbraba a salir a reciclar o vender productos relacionados que recolectaban por las calles de la capital del Cesar.
Desde ahí a Víctor literalmente se lo tragó la tierra. No volvió a dormir a su casa ni Óscar regresó a dar razón de él a su tía para que no se preocupara. Pero la mujer comenzó la búsqueda y al no obtener resultados inmediatos a los dos días abordó a su familiar para exigir respuestas.
“Óscar le manifestó a su tía que ese día cuando venían por el parquecito de Los Mayales había dos hombres, uno alto moreno y un moreno más bajo y entonces llamaron a Víctor y se pusieron a hablar con él. Luego Víctor llamó a Oscar y le pidió 10.000 (pesos) para comprar una botella de ron y se quedó con ellos”, reza una sentencia del Juzgado Cuarto Penal del Circuito al recopilar lo manifestado por Dilia del Carmen Vanegas.
‘LA VERDAD’
Sin embargo, aquella teoría no correspondía a la verdad, esa que solo años después confesó el mismo Óscar Vanegas en los estrados judiciales de la ciudad. El 29 de septiembre del año 2004, Víctor Enrique Carpintero cayó en manos de soldados del pelotón ‘Zarpazo’, al mando del entonces teniente Esteban Guerra Paternina.
Óscar se los entregó por unos cuantos pesos porque el superior Guerra Paternina estaba desesperado por dar un positivo, puesto que el coronel lo tenía presionado.
Pero antes de que recibieran a Víctor los uniformados le advirtieron a Óscar que si decía algo o abría la boca lo mandaban a ‘acostar a él y a su familia’. Una sentencia por la que más tarde prefirió abandonar las filas de las milicias.
EL RESULTADO
Cerca de las 11:00 de la noche, Víctor Enrique Carpintero terminó muerto y trasladado por militares a la vereda Betania, jurisdicción del corregimiento San José de Oriente, del municipio de La Paz.
“Yo llamé al batallón reporté de que habíamos tenido un combate, que habíamos dado de baja esa persona y al día siguiente vinieron ahí, nos quedamos cuidando el sitio pues para levantamiento (…) tampoco llegó nadie de la Fiscalía porque dijeron que tampoco iban para allá porque era muy peligroso. Mandaron un suboficial para que hiciera el levantamiento el tipo llegó en una camioneta, en una NPR lo subió a la camioneta y se lo llevó (sic)”, indicó Esteban Guerra Paternina en una versión voluntaria el 19 de diciembre de 2018 ante la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP.
Como resultado presentaron a Víctor Carpintero como un guerrillero no identificado del Frente 41 de las Farc dado de baja en combate mediante la misión táctica denominada Símbolo de la operación Destructor.
“Para poder justificar el combate era relevante que los soldados hicieran un gasto de munición que pudieran reportar al batallón, por ello, incluso los integrantes de la tropa, que se encontraban lejos de la zona donde eran ejecutadas las personas, disparaban al aire para poder justificar dicho gasto. Esto por supuesto implicó que las actas de munición no correspondiera con el gasto efectuado y, en consecuencia, como determinó esta sala, consignaban información contraria a la realidad”, aseveró la JEP en un auto.
No obstante, la compañera sentimental de la víctima prontamente desmintió el falso positivo y durante la investigación otros testigos confirmaron que Víctor Carpintero en realidad era un reciclador desde hace tres años.
LOS INVOLUCRADOS
Los exmilitares Esteban Guerra Paternina, Arley Aguirre Solano y Óscar Vanegas Palmera aceptaron estos hechos ante la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP. Pero antes Óscar Vanegas Palmera llegó a ser condenado por el Juzgado Cuarto Penal del Circuito Adjunto de Valledupar a una pena de 150 meses de prisión por el delito de homicidio en persona protegida.
“Estas probanzas nos revelan, que si bien Vanegas Palmera no fue el autor material de la violenta muerte de Carpintero Manjarrez, sí hizo parte del grupo de militares que cometió tal homicidio, prestando activa colaboración para cumplir con el común designio criminal conocido por cada uno de los integrantes, lo que es una característica propia de este tipo de estrategias delictivas en donde sus miembros actúan bajo las órdenes de una persona que es la cabeza visible encargado de tomar las decisiones para que las ejecuten sus subalternos”, reza la sentencia.
Por Marllelys Salinas / EL PILÓN