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Víctimas de las burdas campañas electorales

Es una ironía más del sistema político electoral colombiano lo que ha venido sucediendo con los candidatos a la Cámara de Circunscripción Especial y Transitoria de Paz. En medio del nerviosismo y la incertidumbre que produce la proximidad de las elecciones un grupo de aspirantes ha puesto de presente, en queja ante la Registraduría, la dificultad que ha habido en la implementación de este mecanismo surgido de los acuerdos de paz de La Habana.

Sectores del Congreso a última hora, después de haberse comprometido con la paz, en un acto de cuenta de cobro, quizá burocrática, en la parte final del gobierno Santos, le sacaron el bulto a su aprobación, y hundieron el buen mecanismo de representación social, regional y rural que la caracterizaba. Se acogieron a la interpretación legal del voto de mayorías más desfavorable a la nueva circunscripción, mientras los más fervientes opositores a los acuerdos, se frotaban las manos de alborozo por el entierro de segunda.

Por supuesto el gobierno del presidente Duque, apoyado por el Centro Democrático bajo la batuta de Álvaro Uribe no tenía mayor interés en que el invento constitucional diera a luz. Su argumento, que devino en falaz, como se había insinuado desde un comienzo, de que eran unas circunscripciones para los victimarios de la Farc y no para las víctimas, gravitaba sobre su suerte final.

Pero la Corte Constitucional, revivió la figura y la tímida Registraduría se dio a la tarea de su implementación.

El hecho de que a cada candidato no le hayan llegado los $ 12 millones que estableció de financiación la norma, es un elemento más de la pereza del gobierno nacional en jalarle.

Esa suma, si hubiera llegado oportunamente, tratándose de los candidatos de la circunscripción que incluye algunos municipios de Cesar, Guajira y Magdalena, ayudaría, pero es pírrica para las solas necesidades de transporte y logística de una campaña decorosa. ¿A qué iba a conducir ese camino? , a los candidatos avalados por maquinarias electorales, en buena parte apoyada en el hecho de que se puede votar simultáneamente por candidatos a la Cámara en la circunscripción ordinaria departamental y por el de la nueva- es decir, que un ciudadano podrá votar en esos territorios por dos candidatos a la misma corporación; facilitándose así, por eso la ironía, que un instrumento para la participación democrática regional de minorías terminara convertido en una presa más de predominio hegemónico de las mayorías de los gobiernos y del empresariado contratista electoral.

Este miércoles, los candidatos después de estar encadenados casi 10 días en la Registraduría Especial de Valledupar, levantaron la protesta que iniciaron el pasado 28 por falta de garantías para las elecciones.

“Nuestras candidaturas terminaron siendo unos carritos de perros calientes frente a los finos restaurantes de las candidaturas de los clanes políticos y del establecimiento”, expresaron candidatos como Luz Yaruro, Luis Fernando Lara, Patricia Obregón, Arquímedes Arias, Elvia Jimenéz, William Ruiz Miranda, María Fonseca Ospino, entre otras personas que aspiraban a ocupar la disputada curul. Razones tienen.

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