Todos los lunes santos los vallenatos devotos de Santo Ecce Homo, patrono de la capital del Cesar, asisten cumplidamente a demostrar su fe ante la imagen que reposa en la iglesia La Concepción, ubicada en el marco de la plazo Alfonso López, de donde sale a las 4:00 de la tarde a la tradicional procesión.
Es un ritual que se repite cada año con el mismo fervor, que se celebra con la participación de un buen número de vallenatos. Una tradición que este año 2017 tiene un nuevo componente: la construcción de la nueva Catedral que lleva el nombre de Santo Ecce Homo, un propósito de la Diócesis de Valledupar, en cabeza de monseñor Oscar José Vélez Isaza. Una iniciativa que ha sido posible con la contribución económica de los vallenatos, para tener la Catedral más grande de Colombia, con capacidad para 2.500 personas, la cual ya fue probada el pasado seis de abril con la realización de la misa crismal, con la asistencia de más de 3.500 personas, a pesar que aún no está terminada.
Esta obra representa un avance para el mundo católico de la región. Avance que no se ha visto en el tan anhelado y esperado Mirador de Santo Ecce Homo, situado en el cerro de Las Antenas, a pocos metros del puente Hurtado, a la salida de Valledupar hacia los corregimientos del norte.
El 2017 es especial porque este año se cumplen diez años desde que comenzó el proyecto, que incluía la imagen del Santo Ecce Homo y otras obras que iniciaban desde el balneario Hurtado (ciclorrutas, teleférico, parque lineal, senderos y estaciones en el cerro para reactivar el turismo).
Hoy solo está instalada la escultura diseñada por el artista fallecido Héctor Lombana, que mide 35 metros de altura. Desde el leasing que hizo la administración de Ciro Pupo con el Banco de Occidente, por un valor de 9.500 millones de pesos, no ha pasado más nada. EL PILÓN ha sido insistente en hacer visible lo que ocurre en el cerro Las Antenas, a donde asisten miles de personas ante la imagen de Santo Ecce Homo y a ejercitarse, el cual se ha convertido con lo poco que se ha hecho, en un sitio obligado de visita: invasión del terreno, accidentes de ciclistas con senderistas, hurtos, entre otras situaciones se registran allí.
En diez años el proyecto no ha mostrado avance en su ejecución y no se contempla su culminación, a pesar de que ha superado escollos jurídicos por encontrarse en zona de reserva forestal. Falta voluntad política de los gobernantes que en esta década han pasado sin pena ni gloria. Este es el segundo año de la administración de Augusto Ramírez Uhía, y siguen los fieles devotos y la ciudadanía en general esperando la cristalización del proyecto que en el papel muestra una obra que impactaría significativamente la economía de Valledupar.