Las veedurías ciudadanas no son piedras en el zapato de ningún gobernante, son por el contrario un apoyo para que las obras que se contratan con recursos públicos las terminen bien, tal como lo estipula el objeto del contrato.
El valor de una veeduría es la participación de la ciudadanía, de las personas que se beneficiarán o se perjudicarán si se ejecuta o no la obra. No son un embeleco, ni más faltaba, son legales y están soportadas en la Ley 850 de 2003, que reglamenta esta como “mecanismo democrático de representación que le permite a los ciudadanos o a las diferentes organizaciones comunitarias, ejercer vigilancia sobre la gestión pública, respecto a las autoridades, administrativas, políticas, judiciales, electorales, legislativas y órganos de control, así como de las entidades públicas o privadas, organizaciones no gubernamentales de carácter nacional o internacional que operen en el país, encargadas de la ejecución de un programa, proyecto, contrato o de la prestación de un servicio público”.
Así o más claro. En el Cesar en estos momentos hay que resaltar al grupo de personas que conforman la Veeduría Ciudadana y el Movimiento Cívico Popular al proyecto de rehabilitación y pavimentación de la vía Zanjón-Pueblo Bello, una obra que fue adjudicada en febrero de 2013, por valor de 40 mil millones de pesos.
El papel de la veeduría ha sido clave porque han estado al tanto de los detalles, han documentado las irregularidades del proyecto y lo han hecho saber a los organismos de control para que no se quede la obra a mitad de camino.
Sin embargo, preocupa que los veedores denuncien que sus cartas, solicitudes y peticiones, hechas a la Gobernación del Cesar y a la firma contratista no tengan eco. Preocupa que los ignoren y no les respondan siquiera sus inquietudes, recuerden que son funcionarios públicos y se deben a la comunidad.
La Veeduría Ciudadana y el Movimiento Cívico Popular al proyecto de rehabilitación y pavimentación de la vía Zanjón-Pueblo Bello han advertido la deficiente supervisión al contrato por parte de la Gobernación del Cesar y dijeron oportunamente que el contratista “decayó” en su rendimiento. Las cartas que han mandado siguen sin respuesta y la actualización de la información básica del contrato sigue sin actualizar en la página web. Señores esto es información pública y debe estar a la vista de todos. ¿Qué quieren ocultar?
Así como esta veeduría activa y dinámica, debería existir una en cada obra, que tengan dolientes, que sea la misma comunidad la que vele porque los proyectos y las grandes inversiones lleguen a un feliz término.