Hoy más que nunca toma vigencia aquella vieja expresión de que en tiempos de crisis surgen nuevas y mejores oportunidades cuando se utilizan las estrategias y las herramientas disponibles en el momento oportuno y preciso, más aun en materia política cuando el tacto y las maniobras están basadas en las debilidades y fortalezas de los gobiernos que sin querer queriendo terminan sucumbiendo a las peticiones y exigencias de los gamonales y jefes de los grandes partidos y movimientos políticos.
Previo a las grandes movilizaciones y marchas de protestas que aún tienen convulsionado al país, Germán Vargas Lleras, nieto materno del expresidente de Colombia Carlos Lleras Restrepo, y de una amplia trayectoria política que le ha permitido llegar a ser vicepresidente de la república y convertirse en jefe natural del partido Cambio Radical (perteneciente a la coalición de gobierno), había sido uno de los más acérrimos críticos y contradictores del gobierno en diversos temas álgidos para el país, en temas a los cuales dedicó muchas de sus columnas de opinión en diversos diarios del orden nacional.
No caben dudas que sus críticas y comentarios en estos medios ayudaron a atizar y alimentar el ya caldeado ambiente protestante que emergía con fortaleza y vigor en las bases populares que venían fraguando un estallido popular de enormes proporciones. Pero como decían nuestros abuelos, los políticos nunca pierden, ellos siempre ganan.
Mientras otros se dedicaban a tirar piedras, palos y bombas incendiarias contra el Esmad y la Policía, este líder de temperamento fuerte y temido por muchos movía de manera cautelosa y precisa sus fichas en el ajedrez político nacional, en esta oportunidad sin necesidad de darle un “cocotazo” a nadie. Gracias a los 16 senadores y 30 representantes que hoy ostenta su partido en el Congreso de la República logró colocar la baraja ministerial a su favor y empezó a sorprender a los colombianos emitiendo conceptos y opiniones en defensa del gobierno. Por algo dicen muchos que la política es dinámica y cambiante, jamás estática ni caprichosa.
Antes de todo este revoltillo, Cambio Radical contaba con el Ministerio de Salud, a cuyo ministro Germán Vargas le había retirado su respaldo porque al parecer no le copiaba, finalmente no solo se lo alinearon sino que le encimaron el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (María Ximena Lombana), y están por nombrarle al nuevo ministro del Deporte Guillermo Herrera. Si a estos le sumamos la ministra de las TIC, Karen Abudinen, de los aposentos de la casa Char, sus mayores socios políticos en la costa Caribe, no cabe la menor duda que este partido y su líder han salido bien fortalecidos en la actual coyuntura y de cara a las próximas elecciones legislativas y presidenciales.
Dicen que nadie sabe para quién trabaja, pues hasta el momento los autoproclamados líderes del paro andan como la cometa loca, sin rumbo fijo y poco a poco van siendo desplazados por los diálogos regionales y locales, cuyos líderes son los verdaderos conocedores de las problemáticas en sus regiones y seguramente obtendrán positivos resultados para sus comunidades.
Esperamos que con la decisión tomada por estos líderes de llevar sus peticiones al Congreso de la República, que es el escenario natural para dirimir las grandes controversias nacionales podamos ver nutrida la nueva agenda legislativa y ver por fin realizadas las grandes transformaciones políticas, económicas y sociales que requiere el país. Solo entonces podremos decir que el sacrificio de tantos heridos y muertos, aunados a los destrozos a la economía y a la multiplicación del covid-19 en estos más de 40 días, habrán valido la pena, de lo contrario seguiremos asistiendo al triste espectáculo de los enfrentamientos entre pobres y ricos inconformes, y el Estado aumentando las ya por demás insoportables cifras de hambre y miseria en nuestras comunidades. Llegó la hora de las grandes reformas que requiere la patria.