Por: DEIVIS CARO / EL PILÓN
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A los pocos días de haber finalizado el Festival de la Leyenda vallenata del 2018, las Alcaldía de Valledupar inauguró la obra, con la presencia del alcalde Augusto Ramírez Uhía, el secretario de Obras, Juan Pablo Morón, el jefe de la Oficina de Cultura, Tomás Darío Gutiérrez, y la familia del fallecido compositor y músico, del cual lleva el nombre la escuela.
A punto de cerrarse las convocatorias para el primer calendario de enseñanza de este año que se espera comience en abril, varias lámparas fueron robadas o dañadas, quedando la imagen de los cables al aire libre.
“En la parte de atrás a varias le pegaron balonazos. EAn la parte alta de la entrada estaban cuatros reflectores, cuando vimos que se robaron dos, le dije al administrador que lo mejor era que guardaran los dos reflectores que quedaban para que no se los llevaran”, comentó el celador de la escuela, quien asegura que a veces debe espantar a imprudentes que se dedican a fumar alucinógenos en los alrededores de las instalaciones.
Es que desde finales de diciembre que terminó la primera y única promoción de alumnos de música, la escuela ha estado quieta durante estos tres meses a la espera de las nuevas jornadas de enseñanza.
En la parte delantera solo una de las lámparas que adornaba la fachada fue destruida, pero en la parte trasera, de las cinco que estaban ubicadas en el pequeño jardín de pasto, solo queda una, las otras fueron arrancadas por vándalos que dejaron solo los restos de los cables.
“De noche llegan a bailar las piloneras, creo que ellas están ensayando para el otro mes que viene el Festival de la Leyenda. Toda esa zona es iluminada y poblada de gente, en el parque y en la plaza, pero algunos hacen daño, allí en la plaza estaban unas matas, esas que tienen flores moradas, pero mira que ya no están, se secaron, las dañaron o las abandonaron”, comentó Jesee Escobar, vecino del sector.
El encargado de la Oficina de Cultura de Valledupar, Tomás Darío Gutiérrez, reconoce que la zona es difícil por la presencia de vándalos. “Es imposible así se pongan muchos celadores cuidar las cosas exteriores porque hay pandillas que se dedican solo a robar las cosas de valor como esas lámparas. Imagine que ahí está la Policía y en ocasiones le toca al celador pedir auxilio”, comentó Gutiérrez.
Esta es una construcción de más de 1.000 metros cuadrados, entre área construida y de urbanismos y paisajismo, que son los principales afectados del vandalismo. Además, se incluyó un auditorio con capacidad para más de 100 personas, siete salones, un pequeño centro de producción que estaba planificado; también una cafetería, zona técnica, administrativa y una plazoleta, además la pavimentación de la vía de acceso, según explicaron las autoridades en su momento.
EL CAI CERCA
La ventaja de la Escuela de Música y el parque Los Algarrobillos, uno de los más grandes de Valledupar, es el CAI que está ubicado en la esquina del parque entre la Urbanización Los mayales y el parque Villa del Rosario. Sin embargo, no ha sido impedimento para que vándalos hayan desarmado varias luces del parque y de la escuela.
El CAI está muy cerca de la escuela y el parque pero en la parte delantera de la escuela, según testigos, en horas de la noche se sientan algunos a consumir sustancias.
Incluso, según vecinos de la institución, hace unos meses dos pandillas se enfrentaron a piedras frente a la escuela de música sin respuesta pronta de las autoridades.
Las astas que se diseñaron para colocar las banderas de Colombia, el Cesar y Valledupar, ubicadas en todo el frente de la escuela, lucen vacías por el temor de que las dañen o se las roben como sucedió con algunas luces que fueron desprendidas en la parte trasera y delantera.
Es que no solo los vándalos se han encargado de deteriorar el iluminado de la institución, según el celador, debe estar discutiendo con algunos para que no se sienten o jueguen con las luces. Por eso, algunas todavía permanecen frágiles al movimiento.
ABIERTAS CONVOCATORIAS
Desde el 25 de febrero al parque se acercan padres de familia con los registros de sus hijos para inscribirlos en las clases de música que se espera inicien el próximo mes, en el centro musical que tiene capacidad para más de 1.500 niños, según las autoridades. Los fines de semana, el celador de la escuela recibe los documentos que llevan los padres de los mayores de cuatro años y menores de 16 que entrarán a aprender los instrumentos tradicionales de la cultura vallenata: el acordeón, la caja, la guacharaca, la guitarra, el bajo, el piano, y también el canto.
A la escuela de música llegan menores de los barrios aledaños e incluso no colindantes, desde Panamá, Cinco de Diciembre, Candelaria Sur, y por supuesto Villa del Rosario y Los Mayales.
Carlos Andrés Cárcamo estuvo en el único curso que se ha dictado en la escuela desde su apertura hace casi un año. De octubre hasta el 25 de diciembre recibió clases de guitarra los lunes, miércoles y viernes en las horas de la tarde. “Yo aprendía dos días y mi hermana, que estaba aprendiendo piano, solo era los jueves”, agregó Carlos.
Para José Soto, quien permanecía en el parque practicando fútbol, “se esperaba mayor movimiento, como que se sintiera más que hay una escuela de música, pero ha estado muy quedada, le dan es vida los que ensayan de noche por ahí cerca”.
LAS DEMORAS Y ADICIONES EN LA ENTREGA DE LA OBRA
Así como una vez construida se esperaron varios meses, los tiempos iniciales no se cumplieron y debieron extender los plazos para la inauguración de la Escuela de Música Leo Gómez Jr., ubicada en el parque Los Algarrobillos.
En un primer momento se acordó con la empresa Broers Constructores S.A.S., que la construcción de la escuela equivaldría a un valor de $2,326 millones en un plazo de cinco meses que daba para su inauguración el 31 de diciembre 2017.
Pero no fue así, además que se adicionaron $899 millones y un plazo nuevo de casi dos meses; luego seguirían otros $228 millones, y el plazo final quedó hasta el 18 de julio del año pasado, aunque la inauguraron tres meses antes
El plazo de tiempo para finalizar la obra se duplicó e igual que el valor inicial del contrato ($2,326 millones) que se incrementó un 48 %, algo así como $1,128 millones.
EL PERSONAJE HOMENAJEADO
Esta escuela es en honor a Leonardo Fabio Gómez Daza, quien a sus 16 años hizo parte de las agrupaciones musicales de Fabián Corrales, Peter Manjarrés, José Luís Carrascal, entre otras.
Su primera canción la compuso a los 14 años; ahí dio rienda suelta a su inspiración, iniciando con canciones muy románticas. Luego incursiona en la faceta musical llamada ‘La Nueva Ola’, marcando una nueva era en la historia de las composiciones vallenatas.
Sus temas fueron interpretados por artistas de talla nacional e internacional como Sergio Vargas, Jorge Oñate, Iván Villazón, Tuto Uhía, Héctor y Coco Zuleta, Diomedes Dionisio, Martin Elías, José Darío Orozco, Fernando Carrascal, Grupo Kvrass, Los K Morales, Ernesto Mendoza, Júnior Santiago, Jacobo Fonseca, Carlos Bohórquez, ‘Churo’ Díaz, Felipe Peláez, Jean Carlos Centeno, entre otros.
Se carrera terminó de manera trágica el 15 de agosto de 2008, en un accidente de tránsito en el norte de Valledupar, junto al percusionista Francisco José Beleño Mendoza.
En conclusión, como agregó el jefe de Cultura Municipal, “ahora que lleguen los instrumentos y se adecue la escuela toca reforzar la seguridad y articularse con la Policía”. En ese sentido, es importante la mayor vigilancia de la Policía para evitar que sigan desmontando las instalaciones de la Escuela de Formación Artística y Musical ‘Leonardo Gómez Jr., hecha con los recursos de todos los vallenatos para el servicio de los menores y en homenaje al fallecido, joven compositor.