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Valores, moralidad y delincuencia

La lucha contra la inseguridad, fundamentalmente, en las grandes ciudades y la originada por la delincuencia común, será uno de los retos urgentes que tendrá que afrontar el próximo gobierno, que presidirá, Juan Manuel Santos, a partir del 7 de agosto.
Los colombianos reconocen y agradecen los avances que en el tema de la seguridad se dieron con el Presidente, Álvaro Uribe Vélez, ese fue su principal objetivo y mucho se logró, principalmente, en el tema del combate a la subversión y a otros grupos armados ilegales, como también en la seguridad de las carreteras y el sector rural.
No obstante, la situación de las grandes ciudades, en donde, día a día, se siente y padece la inseguridad, con el robo a mano armada, el atraco a las casas y el hurto de vehículo, etc., es el gran luchar de esa lucha; y en este frente es donde toca trabajar en los próximos meses de manera coordinada y sistemática entre el gobierno nacional, los gobiernos locales y la sociedad toda.
La problemática ha llegado a tal magnitud, que la semana pasada el Presidente Uribe y su Ministro del Interior y de Justifica, Fabio Valencia Cossio, convocaron a otras altas autoridades integrantes del Consejo de Política Criminal, con el fin de estudiar medidas para afrontarla, incluyendo la posibilidad de decretar la conmoción interior, principalmente para atacar el accionar de las llamadas bandas criminales que operan en todo el país, incluyendo los departamentos del Cesar y la Guajira, como también a la delincuencia callejera.
Sobre este último tema, en particular, en diálogo exclusivo con este diario, el Comandante de la Policía Cesar, Coronel Ramiro Orlando Tobo Peña, reconocía que uno de los matices que tiene es la participación en atracos, robos y otros delitos, de personas menores de edad que cuando son capturadas por las autoridades y llegan a ser procesadas por la justicia, son recluidas en sus domicilios o simplemente quedan en libertad y de nuevo, vuelven a reincidir en sus andanzas.
Comentaba Tobo Peña que falta mayor colaboración por parte de la comunidad, que muchas veces no denuncia estos delitos o sencillamente se abstiene de colaborar a pesar de saber donde vive u operan estos delincuentes, que – en la gran mayoría de los casos- cometen sus fechorías en motos.
Este tema requiere, por supuesto, mucha inteligencia y también mano dura por parte del gobierno y en particular de la Policía, pero también acciones más drásticas y radicales por parte de la rama judicial, que muchas veces actúa con un criterio garantista y formal, cuando deja fácilmente en libertad a estos delincuentes  así sean menores de edad.
Pero también ratifica este problema la crisis de valores que estamos viviendo a todo nivel, principalmente entre la población más joven, debido a lo que pudiéramos denominar la moral del enriquecimiento fácil, secuela del problema del narcotráfico, a partir de la cual se considera válido conseguir riqueza, a cualquier costo, para adquirir la gran cantidad de bienes y servicios de lujo de una sociedad de consumo, propia de países desarrollados, pero alejada, bien alejada, de la verdadera realidad económica de las familias de esta región, que en la gran mayoría tienen ingresos de uno o dos salarios mínimos, si es que lo tienen, y en donde muchos veces la plata no alcanza para lo fundamental.
En esa crisis de valores tiene su parte, también, la publicidad y las facilidades del lleve ahora y pague después, que sirve para ocultar esa tremenda brecha entre la economía familiar real y la sociedad de la opulencia que nos venden los medios masivos de comunicación, principalmente la televisión.
Nos preguntamos hasta donde existe una relación entre esa moral de la vida y la riqueza fácil y ese aumento de la delincuencia juvenil que denuncia el Tobo Peña. Y nos atrevemos a considerar que es muy alta esa correlación y que ante esa crisis de valores es mucho lo que le corresponde aportar a la misma familia, como también al sistema educativo, a la iglesia, y a los mismos medios de comunicación, con el fin de volver a construir y divulgar un sistema de valores fundamentado en el estudio, en el trabajo duro, el esfuerzo y el sacrificio, como lo vivieron nuestros abuelos y nuestros padres, y lo recordaba recientemente en su columna semanal, nuestro colaborador Jaime García Chadid. Esa crisis de valores tiene mucho que ver con ese aumento de la delincuencia, principalmente la juvenil, que hay que combatir con firmeza y mano dura.

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