La cultura vallenata transformó socialmente a los pueblos y aportó a la creación de departamentos como el Cesar, enamoró a millones de personas y ahora, después de tantos años, es la sustancia artística más representativa de Colombia ante el mundo.
En 2015, la Unesco declaró al folclor vallenato como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pero no como premio, sino pidiéndole al Estado y a los mismos intérpretes que salvaguardaran de manera urgente una expresión que surgió por la necesidad de los pobladores de la zona del antiguo Magdalena Grande (que abarca los departamentos de La Guajira, César y Magdalena) para dar cuenta de sus vivencias a partir de cantos con “relatos realistas y fantásticos entremezclados, expresados mediante cantos nostálgicos, anecdóticos, plenos de lirismo, alegría, sarcasmo y humor”.
El martes, el escritor y periodista Daniel Samper Pizano declaró que la palabra Vallenato integrará a partir de diciembre próximo el diccionario de la Real Academia Española, RAE.
“Es un reconocimiento más que justo porque es una de las palabras más usadas hoy en la música popular latinoamericana”, declaró Samper Pizano.
Actualmente, al ingresar a la RAE y digitar la palabra Vallenato, “no está registrada en el Diccionario. La entrada que se muestra a continuación podría estar relacionada: ballenato, ta”.
Teniendo como base estos acontecimientos, la música vallenata lleva consigo una polémica entre acordeoneros, compositores, intérpretes e investigadores de la misma, que por lo general termina en un mismo círculo, que la evolución en el género se debe a un cambio generacional de oyentes y consumidores de las grabaciones. Mientras tanto el nombre del género se extiende por el mundo.
“En consideración a lo que nos ha venido ocurriendo en los últimos años con respecto a nuestro género vallenato, es que definitivamente nos estamos universalizando, ya podemos competir con calidad con otros géneros del mundo”, contextualiza Alberto ‘Beto’ Murgas, director del Museo del Acordeón.
El creador de canciones como ‘La negra’, ‘Mi casa risueña’ y muchas más, explica que el llamado de la Unesco debe “darnos solidez, sentido de pertenencia, no solamente con este territorio geográfico que Dios nos dio para que hiciéramos canciones, sino para que los muchachos de las nuevas generaciones tengan esta responsabilidad de sacar adelante este vallenato que hoy en día es reconocido en todas partes”.
El vallenato, según ‘Beto’ Murgas, parte desde el acordeón que se adaptó a nuestra cultura porque “cuando llegó hubo un movimiento entre músicos, que eran carriseros, al interpretar el carrizo”.
“Las nuevas generaciones tienen que estudiar las raíces folclóricas, los procesos que se han venido dando a través del tiempo con las diferentes generaciones de compositores, sea como sea nosotros hicimos un aporte que hoy en día se considera significativo y creo que es un buen ejemplo”, destaca el autor nacido en Villanueva, La Guajira, quien no exhorta a los talentos nuevos a dejar de grabar moderno, pero si invita a “adquirir un compromiso de defensa”.
Como reto, Murgas explica que se debe seguir aportando al vallenato, especialmente enseñar a la sociedad el proceso de construcción del género como tal. “No nos olvidemos que la Unesco lo que quiere es que se transmita un conocimiento de lo que ha sido el vallenato tradicional”.
¿Qué se trabaja?
En los festivales el vallenato que se interpreta es el clásico, creado por juglares como Alejandro Durán, Emiliano Zuleta Vaquero, Luis Enrique Martínez, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, y hecho por autores como Rafael Escalona, ‘Juancho’ Polo Valencia, Leandro Díaz, Calixto Ochoa, entre otros. Distinto a lo que interpretan en sitios donde reúnen mayor cantidad de público, que es básicamente melodías nuevas, hechas por figuras recientes del género, que en cierto sector de la historia son rechazados.
En los inicios, la parranda vallenata comenzó su formación con la trifonía, con génesis en la época indígena quienes tenían un tambor, unas maracas y el carrizo; los juglares utilizaron y los remplazaron con caja, guacharaca y acordeón, que son la identidad del vallenato.
Según pesquisas de la historia vallenata, la presencia del acordeón en Colombia fue a finales del siglo XIX, penetrando como a todos los países de América, por los puertos marítimos existentes de la época. Para el año 1881, el explorador francés Henri Candelier en su libro ‘Río-Hacha et les indiens Goajires’ nos habla del acordeón, cuando se refiere a la “cumbiamba,” como una diversión favorita de la clase pobre de Riohacha.
En la Casa Museo del Acordeón de ‘Beto’ Murgas están exhibidos los primeros acordeones que arribaron desde el siglo 20 y que eran de origen italiano, francés y alemán, pertenecientes a marcas como Regal, Coches, Gloria, Paolo Soprani, Rigoletto y Hohner, siendo este último el más utilizado entre campesinos.
La extensión
Para el presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina Araújo, el vallenato ha sabido contemplar el crecimiento que de manera importante tiene en los últimos años.
“Tenemos ahora la mirada en la parte internacional para seguir conociendo y llevando a las nuevas personas que quieran entrar a querer la música vallenata, excelentes producciones y artistas que cautiven corazones”, señala Molina Araújo.
Resalta que el verdadero vallenato “salió de los corrales a conquistar el mundo”, lo está haciendo y por eso conmina a hacerlo “de manera respetuosa y responsable, porque no todo lo que se escucha es música vallenata”.
Retira que a los niños se les debe enseñar “el verdadero contenido que está en el corazón de los campesino, de los compositores, la idiosincrasia de la gente y todo lo que nos ha identificado a través de la historia”.
Y también se refirió a la corta importancia que están adquiriendo los recientes reyes que ganan la corona en el Festival Vallenato. “Ellos entraron a una etapa que de pronto no se prepararon; el vallenato ha ido creciendo y la demanda ha sido grande, dentro de poco vamos a tener reyes de otros países ganando en el Festival Vallenato y debemos prepararnos para eso, no tenerle temor”, señaló Rodolfo Molina Araújo.
Otra perspectiva
El compositor, abogado, investigador, ambientalista, escritor y hasta catedrático, Tomás Darío Gutiérrez, señala que el vallenato actual no es evolución sino “otra adulteración de los principios culturales”.
“Si le vamos a llamar a esas cosas que están ahora bajo el rótulo vallenato, que no es vallenato porque entiéndase que esa palabra merece respeto por la antigüedad de su tradición; puya, paseo, son y merengue, son cuatro formas musicales que evolucionaron durante más de un siglo y que se han sostenido otros dos siglos”, manifiesta Gutiérrez.
Sobre lo grabado actualmente para él es interpretado como “elemento para consumo, que se consume y se olvida”, no como lo tradicional que servirá para la posteridad, para la memoria oral.
Falta mucho camino para el vallenato en el camino mundial, se suman reconocimientos como el Grammy Latino y artistas que buscan darse a conocer a nivel internacional como Silvestre Dangond, pero el debate apenas comienza y en el papel está cumplir con lo requerido por la Unesco en las líneas de acción y medidas en el Plan Especial de Salvaguarda, cuya aplicación, según informó el Ministerio de Cultura, generó proyectos como el Congreso Nacional de Festivales Vallenatos y Vallenato al Parque (2014), así como otros programas.
El vallenato, según ‘Beto’ Murgas, parte desde el acordeón que se adaptó a nuestra cultura porque “cuando llegó hubo un movimiento entre músicos, que eran carriseros, al interpretar el carrizo”.
La Unesco incluyó el vallenato en esta lista porque la sustentación enviada, basada en el Plan Especial de Salvaguarda, aprobado por el Gobierno Nacional y que sirvió como base a la declaración de patrimonio nacional en el 2013, daba cuenta de cómo las más bellas expresiones de la cultura vallenata (no solo la música) se han ido perdiendo.
Tomás Darío Gutiérrez señala que el vallenato actual no es evolución sino “otra adulteración de los principios culturales”.
Carlos Mario Jiménez
Carlos.jimenez@elpilon.com.co