Es lamentable el estado de las vías de la capital del Cesar, avenidas y calles de barrios, todas tienen una fractura, delgada, gruesa, horizontal, vertical, la forma no importa, lo que importa es que todos hemos aportado un granito de arena para la malla vial sea un desastre.
Cualquier ciudadano que necesite instalar, arreglar algún tubo, solo hace la zanja y luego la tapa como lo crea conveniente. Lo peor se observa en las avenidas construidas en asfalto, donde las zanjas que hacen las vuelven a tapar con cemento rígido. En algunos casos ni con cemento las tapan, sino con tierra o piedras.
¿El control? Nulo. La Oficina Asesora de Planeación de Valledupar no hace nada, la ineficacia se da por lo ciego que están o porque la estructura de esta no lo permite. Es evidente que la ciudad ha crecido y que cuesta trabajo controlar todas las construcciones y arreglos, en especial lo que hacen en las vías públicas, pero hay casos que ocurren en las rutas que incluso recorre diariamente el alcalde Fredys Socarrás y sus funcionarios de Planeación.
Se necesita más control, no se puede dejar a la deriva la ciudad, su malla vial ahora que se hace una inversión tan significativa en vías para adecuar el sistema estratégico de transporte, debe repararse, mantenerse y controlarse, porque de nada servirá tanto dinero invertido, si las otras calles y carreras están destruidas.
Las sanciones tienen que comenzar a hacerse efectivas. Seguramente sí lo hacen con los que dañen el pavimento en la actualidad, otros no lo harán en el futuro. Valledupar necesita autoridades con más severidad a la hora de aplicar la ley, tienen los instrumentos solo hace falta hacerlos valer.
En esta época de política solo se escuchan promesas y promesas. Nadie ha hablado de la malla vial de Valledupar.
¿Qué va a hacer el próximo alcalde de la ciudad para rehacerla? Sería bueno hacer un recorrido por la avenida que va de la glorieta de Hernando de Santana hasta la entrada del aeropuerto (incluido el pésimo tramo que lleva hasta el terminal aéreo), o la Fundación, la Simón Bolívar, es una buena muestra si no quieren mirar lo que pasa en los barrios.