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¿Valledupar del sabor a pueblo a la zozobra?

Valle querido, Valle adorado, tú eres mi aliento, mi sangre y mi sol, me da tristeza ver tu abandono, tierra abonada y sabor de algodón”.

Corresponde el aparte trascrito a la canción titulada ‘Pueblo oscuro’, de la autoría de Gustavo Gutiérrez, que fue incluida por Beto Zabaleta con Emilio Oviedo y su conjunto en el LP titulado ‘Recordaciones’ en el año 1976, vino a mi mente esa canción en mi reciente estadía en la capital de los Santos Reyes a propósito de algunas cosas que están sucediendo que nos lleva a la inequívoca inferencia de que algo no anda bien en la ciudad.

Evidentemente, permanecí algunas horas en el Valle adelantando algunas gestiones académicas y la impresión que tuve es que algunas cosas están cambiando para mal, no puedo decir como Leandro Díaz “En adelanto van estos lugares”, el recibimiento con el pie arriba cuando llegué al Consultorio Jurídico de la Universidad Popular del Cesar para solicitar alguna información que nos permitiera fortalecer nuestra propuesta para contribuir a la pronta apertura del Consultorio Jurídico de Uniguajira y fui despachado en seco y sin anestesia, y sin muchas silabas ni consideración por quien se identificó como Directora del mismo, quien en tono de evidente fastidio manifestó que no me podía atender -a pesar de estar los estudiantes de vacas- porque estaba contestando una demanda, que debía comunicarme a un número de teléfono fijo y un correo electrónico ilegible que anotó para que me diera cita y espacio para conocer mis inquietudes. Confieso que sentí pena ajena, allí entendí porque los enemigos de la educación pública siempre le echan el agua sucia a las universidades públicas, soy producto de la educación pública y por eso me duelen las cosas malas que hace la gente mala que allí llega. Las vallenatas que conozco y que tan bien me trataron durante más de tres años no son frías, desconsideradas, ni toscas ni desatentas, son cálidas, cariñosas, serviciales y atentas.

Gracias a Dios que como nadie vino al mundo sin ser desamparado, recordé que la Universidad Andina tiene Facultad de Derecho y allí cursé un Diplomado hace algo más de una año, me desplacé hasta allá y en su Consultorio Jurídico encontré un Ángel, fue la doctora María Paulina Pabón, su directora, quien no obstante que estaba entrevistando a un grupo de estudiantes, abrió el espacio y conmigo estuvo reunida todo el tiempo que necesité, media horita, parecía que había adivinado lo que me acababa de suceder, hizo que me sintiera en el Valle que me gusta, me atendió “a cuerpo de rey” sin que yo se lo pidiera, lo asumí como un desagravio por mi mala experiencia preliminar, en este caso la Universidad privada le dio sopa y seco a la pública, ese tipo de situaciones son las que aprovechan los gobiernos para marchitar entidades del Estado para entregarle los servicios a las empresas privadas, porque una mala res echa a perder un rodeo.

Por otro lado, me preocupé porque los pocos amigos que pude visitar, todos me advirtieron que tuviera cuidado porque la ciudad está peligrosa, y en cuanto a movilidad pude observar que el tema parece que se le estuviera saliendo de las manos a ‘Tuto’, el alcalde, el desorden es de miedo, la indisciplina vehicular se impone, los trancones estresan, las motos a toda velocidad salen de todas partes pisando gente y causando accidentes, raponazos, fleteo, caos y desconcierto y la fresa del pastel es que la presencia de autoridades de tránsito y policiva es precaria. ¿Qué ha pasado en esa ciudad con sabor a pueblo en los últimos meses? Eso merece una explicación.

Estoy seguro que mi gran amigo, el doctor José Luis Urón Márquez, Director de la Cámara de Comercio del Cesar está de acuerdo conmigo y mucho hará para que yo cuando regrese pueda pasear por las noches, y visitar a todos mis familiares, amigos y amigos, seguro que nada me va a suceder. Se está reeditando el oscuro pueblo al que le cantó ‘El flaco de oro’.

Por Luis Eduardo Acosta

 

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