Al contrario de personas quejándose a cada paso de la ciudad donde viven, yo ando aplaudiendo siempre de vivir en Valledupar. Esta ciudad es maravillosa y al contrario de otras como Medellín la ciudad de la eterna primavera, nosotros cambiamos de nombre cada rato, pasamos de Sorpresa Caribe a sorprender al caribe con nuestros jóvenes en altos puestos y golpes bajos, de Ciudad educadora ( UPC 14 rectores en cinco años) a Ciudad Naranja, de ciudad hospitalaria a acabar el hospital, mejor dicho de ciudad ganadera y arrocera, pasamos a ser frutícola en poco tiempo, y ahí resulta el arroz con mango y desaprovechamos mejor despulpadora de mangos del país que permanece ahí como un elefante amarillo.
Hoy amanecimos como Ciudad tributarista. En cada esquina encuentra usted un experto explicando la Reforma tributaria que apenas va a discutir el congreso, pero nuestros expertos lo saben todo, nuestros economistas callejeros tienen un sentido práctico por experiencia, saben por ejemplo que la abundancia de aguacates, baja el precio del queso por obligación.
Cualquiera te explica con pelos y señales la “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero” de John Maynard Keynes aplicada en la Gran Depresión. En un pueblo de desocupados, donde el interés es tener una casa de tres mil millones y gastar mil millones en su matrimonio es cosa de record, son pequeños genios de la planeación y las regalías que nosotros aplaudimos a sabiendas que es dinero nuestro, pero cómo evadimos los impuestos no encontramos al “verdadero culpable” como la canción de Chiche Maestre. Somos Keynesianos natos, nuestro querido Miguel Morales, para una simple muestra folclórica, quiere ser alcalde de esta ciudad y el nombre de sus hijos varones inicia con K, Kaleth, Keyner, Kanner, es un simple ejemplo de nuestra naturaleza sabrosa. Keynesianismo puro.
Si bien los primeros billetes aparecieron en China en el siglo VII, pasaron mil años antes de que la idea del papel moneda fuera aceptada en occidente. El primer banco que emitió billetes, fue el Banco de Estocolmo, por eso cuando sales con una amiga y dices que no tiene dinero, ella responde. ¡Es el colmo! Eso también forma parte de nuestra gente.
Preguntan algunos pensionados que si las cosas subirán de precio con las relaciones binacionales con Venezuela, incluso si las que trabajan por aquí subirán el precio, toca explicarles que es un proceso, depende la juventud de las chicas porque los combustibles fósiles tienden a desaparecer y si bien algunos productos grasos y muy azucarados pueden presentar cambios, los precios permanecerán estables mientras las fronteras estén cerradas para el público, pero abiertas en secreto.
Lo de ciudad educadora siempre es fuente de discusiones y adhesiones. En días pasados, una delegación de la Cancillería Colombiana vino a dictar un taller para indicar las posibilidades de entrar a la carrera diplomática, requisitos como tener una profesión y hablar al menos otro idioma, una colega me dijo tranquilamente: Pura paja, Escalona, Chichí, y El Ñego, ni son bachilleres, aquí lo importante es ser buena persona y ellos se sobran en eso. Y bien que lo han hecho en sus cargos, mejor que la nueva camada…
Temas como balanza de pagos, acciones y valores, desigualdad, teoría de los juegos, economía de la felicidad entre otros cualquier vallenato los explica sin tener estudios del complejo mundo de la economía, no te martirices por aprender “La Mano Invisible” de Smith, sólo trata de meter las manos, miras las casas si fuiste alcalde reciente, los vehículos y si quedaron con guardaespaldas permanentes los recién llegados a Valledupar del gobierno que termina. Incluso revisa blindadas de otros expertos en cobrar, repartir, apoyar y callar en tiempos recientes. No tienes que ir a parques, en cualquier calle o carrera los encuentras, es su hábitat natural.
Olvídate del combate del siglo de Keynes contra Friedman, eso da igual a las batallas que apenas inician los del Pacto Histórico vallenato, con Poncho Zuleta y su hijita Claudia en la posesión presidencial, Zuleta de soberbio vestido azul y pañuelo naranja por si encontraba a Uribe o a Duque, mientras vistió a su bonita y joven muchacha de rojo escarlata por si un mediano encuentro con Gaviria, Los Galán O Vargas Lleras. Y no es que Poncho no apriete, sino que sabe apretá, como decía el gran ‘Pepe’ Castro en sus programas del siglo pasado.
Bienvenidos a esta ciudad tributarista, cuna de Keynesianos o Smitnianos, Aquí Stiglitz, Krugman, Wolfers,Piketty, Lacalle, juegan de local. Sin carreras, en cualquier esquina, en cualquier Club Bololó. En cualquier calle.