La realidad histórica tiene muchas maneras de perderse y ocultar, es importante retomar algunos contenidos que le dan identidad y sentido a una colectividad. Para lo cual es significativo preservar y narrar con los documentos que traducen los hechos vividos, dar a conocer las experiencias acumuladas, que han incidido para la evolución y desarrollo. Debe ser preocupación permanente de las sociedades de todos los tiempos, porque los pueblos tienen una historia que contar y buscan preservarla del olvido, para no perder el hilo de la identidad al olvidar los huellas iníciales.
Valledupar celebra 467 años de fundación (6 de enero de 1.550). Tiempos a través de los cuales se han dado cambios importantes en el crecimiento de la ciudad, forma de entender el valor del centro antiguo o histórico y la idea de que los bienes documentales y materiales o urbanos forman parte de la cultura de la localidad, que a su vez aprecia las edificaciones, los espacios, los ambientes y los asume cargados de valor simbólico, convertidos en testimonio de la vida de la ciudad, su historia y desarrollo. Fundada por el español Hernando de Santana en 1550. Es el zigzagueante camino que se inicia en el pasado precolombino, que resistió con coraje y valentía los atropellos y destrucción desde 1531 de Ambrosio Alfinger, quien ajustició al Cacique Upar. La ciudad principal de este gran dominio era el Valle de Upar donde aún percibimos la mítica huella del valiente Cacique. El acoso de los españoles no cesó. Para el siglo XVII la población había disminuido, en su gran mayoría se refugiaron en la Sierra Nevada. Los valientes Tupes e Itotos combatieron con todo lo que tenían.
Tan pronto España adquirió dominio sobre la ciudad iniciaron las primeras construcciones estilo español. “Se atribuye al Gobernador Lope de Orozco su desarrollo urbano. El ordenó fabricar ladrillos y tejas para construir casa con estos materiales y prevenir los incendios. Autorizó dar el trazo definitivo de las calles y la plaza y mandó a construir la iglesia”. En el siglo XVI los chimilas upares, recibieron vía Río Cesar la ayuda de los Pocabuy, campaña efectiva que les permitió rescatar la ciudad. Acciones que transcurridos cientos de años culminan en el mestizaje del presente y cifra con voz de barro amarillo y flor de cañaguate los hitos históricos de la ciudad. (Restrepo, Tirado Ernesto). …En esta ciudad n hay más que una iglesia advocación de los reyes, porque ese día se fundó…” (Tovar, Pinzón Hermes. Relaciones y visitas de los Andes- Tomo II Región Caribe. Instituto Colombiano de Cultura)
Es notorio el acelerado crecimiento de la ciudad cuyos alcaldes, cada uno en su período, abordaron planes urbanísticos que hicieron de ella modelo de desarrollo, aunado a un plan de arborización que es hoy admiran otras ciudades y continuaron con énfasis los Alcaldes posteriores. El desarrollo urbanístico en especial de barrios residenciales ya se venía dando, intensificándose la construcción de edificios no sé si por los atractivos que brinda la ciudad y la proyección hacia el futuro, incluso por la aprobación del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), lo cierto es que se ha convertido en un centro de atracción para la inversión de capitales provenientes de otras ciudades del país, en uno de los sectores pujantes en el desarrollo de la ciudad. Paralelamente se da una serie de invasiones que contrasta con lo anterior, cuyos efectos negativos que a diario se viven, son analizados a menudo por autoridades, analistas sociales, pedagogos, y los medios de comunicación
Valledupar elogiada con bellas canciones
Ha tenido el privilegio de ser una de ciudades a la que se le ha dedicado un sinnúmero de canciones con hondo sentimiento, como si brotaron del corazón enamorado, que le canta a la mujer amada y nacen de lo más recóndito del corazón, manifestaciones con distintos matices: admiración y entusiasmo, nostalgia, añoranzas de un pasado, algunos la han dibujarla como el terruño incomparable.
Rodolfo “El Veje” Bolaños, compositor y guitarrista con las nostálgicas estrofas que nunca podrán olvidarse:
“Viejo Valledupar si te volviera a ver /como tú fuiste ayer típico y colonial: casitas de bahareque con sus palmas caladas otras de cal y canto con sus tejas coloradas”
No podemos hablar de este tema sin referirnos a nuestro Poeta Gustavo Gutiérrez Cabello, en especial en la canción “Rumores de Viejas voces,” cuando canta: “Adios recuerdos…recuerdos amigos
De mi viejo Valle… Valle mío querido
Ya no se escuchan las notas acordes
De viejos sones de Tobías Enrique
Jaime Molina y sus versos de amores
Ya quieren irse por odios y piques”
En la penúltima estrofa lamenta los cambios en sucedidos en el pueblo y en la música:
“Ya se alejan las costumbres del Viejo Valledupar/ No dejes que otros te cambien el sentido musical”
En ritmo de porro el periodista barranquillero Andrés González, por la positiva impresión que le causó esta tierra y su gente, su inspiración se iluminó y compuso esa bella y famosa canción titulada “Valledupar,” descrita con un lenguaje poético como ciudad incomparable:
Valledupar edénico lugar/Que brilla bajo el cielo de la tierra mía
El corazón no puede soportar / El tremendo dolor que da tu lejanía ( bis)
Valledupar el corazón confía / A tus paisajes volver algún día
Valledupar coqueta y vanidosa / Yo volveré para cortar tus rosas (bis)
A su vez el médico y compositor Fernando Dangond, glorifica a su tierra, con la bella composición que como su nombre lo dice es una poesía:
“Nació mi poesía/ como las madrugadas en mi tierra / ardientes, puras y majestuosas/ sus versos/ alegres y libres como el viento / cual astro fugaz del firmamento, en la noche hermosa
Porque el folclor de mi Valledupar/ como el amor nació en mil corazones /se eternizó en el alma del Cesar/ y en la alegría de mil corazones
Ya no hay casitas de bahareque / se llena el Valle más de luces/ no venden arepita e keki, merengue, chiricana y dulce”
Es interminable la lista de compositores que le han cantado a Valledupar, al río Guatapurí, a la Sierra Nevada. “Valledupar tu cielo tiene,” la canción de Gustavo Gutiérrez que dice:
“Valledupar tu cielo tiene un tinte azul, pálido y sereno, no hay cantador que no se inspire ni sienta dicha bajo tu seno.”
No puedo pasar desapercibido el himno de Valledupar de la cantautora Rita Fernández Padilla. Grabado en la voz de Iván Villazón, documentado históricamente, bello poema que destaca nuestras tradiciones, idiosincrasia, la vitalidad de esta tierra. Y dice al iniciar:
“Maternal, centenaria y bravía / luchadora en mestiza batalla
Guardan leyendas, los acordeones/ del Valle de Cacique Upar…”
Acerca de estos anuncios
En el ámbito gubernamental son importantes los convenios que han acordado el señor gobernador Francisco Ovalle y el alcalde Ramírez Uhía para hacer algunas obras en especial de infraestructura.
A pesar de la buena voluntad de los gobernantes, la ciudad atraviesa una situación crítica en distintos ámbitos, conocida por todos, difundida por los distintos medios de comunicación, en especial por este diario con los importantes estudios dedicados a los barrios estrato 1,2 y 3 esencialmente.
Urge acudir a diversas estrategias que permitan desarrollar proyectos tras la búsqueda de soluciones a la gran problemática social, por la que hoy atraviesa Valledupar y así volver a ser la localidad acogedora que siempre fue.
Giomar Lucía Guerra Bonilla