Una ciudad que necesita posicionarse y hacerse atractiva en el escenario nacional e internacional, que logra un gran reconocimiento, fundamentado en su música, por parte de la UNESCO, organización de las Naciones Unidas, y no aprovecha esa importante declaración, demuestra indiferencia de gobernantes y sociedad civil.
Han pasado esos años con bulla pero sin gloria. No podemos opinar, con ánimo crítico, que, en materia cultural, en el periodo, no se hizo nada. Aunque sepamos que hay mucho por hacer. Pero no se hizo lo que se debía hacer y lo que se prometió a la UNESCO al obtenerse tan notoria distinción como miembro de la red de ciudades creativas en el ámbito creativo de la música.
Debían adelantarse actividades de forma activa, presentar un informe de avance, darle sello de la distinción a los eventos en desarrollo o dentro del marco de Ciudad Creativa y en establecer unos canales y plataforma amplia de divulgación.
“Dicho informe deberá demostrar el compromiso firme de la ciudad al funcionamiento de la Declaración de la Misión de la Red tanto a nivel local como a nivel internacional. La presentación oportuna del informe Cuadrienal de Monitoreo de Membresía también será un componente clave“, manifestó la UNESCO en carta el 31 de octubre de 2019 dirigida al alcalde Tuto Uhía . “Se espera que Valledupar se integre cuanto antes y en las mejores condiciones posibles a la Red interactuando proactivamente con otras ciudades miembros, entrando en contacto con el Secretariado de la Red de una manera continua, así como creando oportunidades de intercambio y de cooperación dentro de la Red”, se lee en la comunicación.
Pero el siguiente alcalde Mello Castro no se apareció por esos ámbitos de la UNESCO. Podría decirse que la pandemia, iniciada varios meses después de la declaración, en 2020, afectó el curso de las cosas y sus propósitos. Pero superada la grave situación sanitaria las tareas no se retomaron y los compromisos fueron olvidados.
Es la hora de activar el programa, en su dimensión local e internacional. En la primera debían adelantarse tres iniciativas: una de gestión, a través de festivales y sostenibilidad de las escuelas musicales, y divulgación; también de desarrollo de las estrategias del Plan Especial de Salvaguardia, PES, de preservación del vallenato, patrimonio inmaterial, también declarado por la UNESCO. Otra de innovación, investigación y emprendimiento con el apoyo de estímulos a los actores de la cultura, la creación y la formación musical, y una tercera que propuso a ‘Valledupar creativa en la articulación entre la música y la literatura’, con actividades que en la práctica ha desarrollado EL PILÓN en la organización de las ferias del libro de Valledupar, FELVA.
En la dimensión internacional: la realización y participación en un Congreso internacional de Ciudades Creativas; la reactivación del hermanamiento de ‘festivales Vallenatos’ con Monterrey, y el propuesto con Miami; y la movilidad internacional de los actores musicales mediante intercambios, pasantías, residencias, becas de formación en otros países. Además se propuso un Comité directivo integrado por actores musicales de la ciudadanía, el Ministerio de Cultura, la Cancillería, el Municipio y la gestión de las sectoriales de Cultura y Planeación. Así fueron los compromisos culturales, entonces asumidos, que la Administración Orozco, según conocimos, se propone llevar a cabo, buscándoles el presupuesto correspondiente. También hay un comité que debe ponerse a funcionar.