En estos días de forzoso encierro me he dedicado a recordar mi arribo a estos lares. Fue por tierra, haciendo la casi imposible travesía de Sincelejo-Plato-Bosconia-Valledupar. El pavimento terminaba en El Carmen de Bolívar y se encontraba nuevamente en el Puente Lajas, es decir, que más de 200 kilómetros eran una trocha infame en verano y en invierno en muchos sitios simplemente desaparecía.
El Valledupar de esa época era un pueblo grande, no creo que pasara de ochenta mil habitantes, en medio de dos bonanzas: la algodonera y la marimbera; sin energía confiable, casi sin teléfonos. Al aeropuerto con pista de tierra, llegaban DC4 de Avianca provenientes de Bogotá y Barranquilla y Transportes Aéreos del Cesar -TAC- que se había creado en 1968 pero con operaciones de aerotaxi. Las rutas unían a Valledupar con Barranquilla, Medellín, Santa Marta, Maicao y Bucaramanga. Los bancos eran los de Colombia, Bogotá, Comercio, Ganadero y la Caja Agraria.
La gobernación del departamento funcionaba en lo que era y es la alcaldía municipal. Lideraban la actividad algodonera la Federación de Algodoneros, CORAL y ASOCESAR. Había una procesadora de leche, ILCEX. Funcionaba el Hotel Sicarare con excelentes servicios.
Tres distribuidoras de automotores y maquinaria agrícola: Promagra, Autocesar y Nissan. Dos radiodifusoras, Radio Guatapurí, que tenía onda corta y que se escuchaba con alguna dificultad en horas de la noche en Bogotá, y Radio Valledupar. La televisión era la venezolana y reinaban Venevisión y Radio Carcas TV. Recuerdo un periódico, Antena del Cesar.
La fiesta más importante era el carnaval, el Festival Vallenato era una parranda en la plaza Alfonso López. La gallera Miguel Yanett en su apogeo. No existían almacenes de cadena. Las compras de carnes y verduras se hacían en el mercado público ubicado donde hoy se encuentra La Galería. En ‘El Todo’ se compraban los abarrotes y rancho, muchos de procedencia venezolana y excelente calidad. Almacenes grandes como García Hermanos, Centrales, La Favorita, El Caballito y El Triunfo. Papelerías: La Silvera, Rapalino y la Departamental. Solo existía el hospital Rosario Pumarejo de López, clínicas privadas ni por allí cerca. La farmacia, Sonia.
Hacía presencia el Club de Leones y, cómo clubes sociales el Valledupar y el Campestre. No existían universidades, solo el embrión de la Universidad Popular del Cesar, el Ituce, (Instituto Técnico Universitario del Cesar). El batallón La Popa, La Policía Nacional y el DAS, tenían sede en la ciudad. Existían tres cines: Cesar, Caribe y San Jorge. Se subía a Pueblo Belloy a Manaure a “veranear”.
Eso era Valledupar a grandes rasgos. Algo si se notaba: se quería llegar lejos y subir alto.
¡Ah!, la covid con ese nombre no existía, pero daban unas gripes que igual que hoy mataban gente.