Por Luis Elquis Díaz
No se pueden desconocer los logros alcanzados por el expresidente Álvaro Uribe Vélez,durante sus ocho años de gobierno en materia de percepción de seguridad. Desde luego, tampoco se puedenignorar los escándalos que el país conoce, acaecidos en el mismo periodo. Las evidencias de la realidad sonirrefutables;como absurdo, el proceder del incauto.
La Seguridad Democrática, la Cohesión Social, la Confianza Inversionista y el “huevito” del Dialogo Popular, se constituyeron en los pilares de la doctrina Uribista.
Nuestra nación a menudo amnésica, solo empollo la Seguridad Democrática; pues la cohesión social y la confianza inversionista hacen parte del espejismo retorico expresado en el dialogo popular. (El índice de Pobreza en el país en 2010 fue de 40,2% (DNP)).
Las cifras de pobreza e inflación y otros indicadores económicos son incomprendidos por la mayoría del pueblo colombiano. Entre tanto, la Seguridad Democrática, concibe misión militar, argumento convincente de fácil digestión para una nación acostumbrada a surcar sus caminos en la opacidad de la pólvora y la transpiración de sangre.
Por eso la concepción de la conciliación es asunto de comunistas, apátridas y castro chavistas.Es cierto, la paz con impunidad es inadmisible, razones jurídicas y legales lo sustentan; sin embargo, la conciliación construye nación sin soslayar el posconflicto.
El alborozo de los creyentes en la Doctrina Uribista, no distinguen las diferencias existentes entre los poderes Ejecutivo y Legislativo y la jerarquía institucional de la Corte Constitucional.
Pese a ello, el retorno del expresidente Uribe a la escena política favorece los contrapesos en la democracia,vislumbra independencia del legislativo y contraviene las decisiones arbitrarias.
Es subjetivo predecir cuantas curules alcanzaría el Centro Democrático en ambas cámaras; varios aspectoslo hacen incalculable.
Entre ellos, el abstencionismo, los integrantes de la lista(aunque sea cerrada),el desenlace del proceso de paz y la incertidumbre de convertir popularidad en votos.
El devenir político se aprecia controversial, profundiza la polarización socio política, en vez de permitir que el país se encarrile, nunca lo ha hecho, siempre la nación se amoldó al vaivén de cada coyuntura.
La materialización de la paz debe ser una ambición unánime y no un recurso para hacer política, es lo mejor para al país;asimismo, entender que la defensa de sus intereses no es patente de hombres de derecha o de izquierda, pueslos defectos de cada sistema los agudizan los incompetentes y los hombres de estado los inhabilitan.