X

Uribe el gran comunicador (I)

Una de las principales características de Álvaro Uribe Vélez, y así lo tendrá que reconocer la historia, es su facilidad para la comunicación política, el presidente saliente demostró, desde su etapa de candidato, que sabe, pero muy bien, interpretar la coyuntura y las tendencias de la opinión pública y – lo más importante- comunicar lo que quiere, persuadiendo y convenciendo a su auditorio.
De allí la importancia que le dio a los consejos comunales, cada sábado realizaba uno y de una u otra manera lograba convencer a los distintos auditorios, en cualquier región del país. Pero igual habilidad demostró el Presidente durante su participación en los foros gremiales, ante los empresarios Uribe comunicaba con claridad y eficiencia sus mensajes y además demostró que es un estudioso y hábil prácticamente de la propaganda, sabe que para comunicar una idea hay que insistir e insistir, hasta el cansancio, como lo decía Goobels, el Ministro de Propaganda de Hitler, a mediados del siglo pasado, en Alemania. Por supuesto, las ideas de nuestro actual presidente distan mucho de las que pregonaba el líder del Nazismo.
Durante sus dos gobiernos, Uribe Vélez supo comunicarse con los colombianos, con mucho éxito y de allí su altísima popularidad, a tal punto que logró cambiar la Constitución de 1991, con el fin de poder hacerse reelegir, y por poco lo logra por segunda vez, si no hubiera sido por el fallo de la Corte Constitucional que lo impidió, con sobrados argumentos jurídicos. Pero, de haberse dado esa posibilidad el país habría tenido Uribe III.
No obstante su facilidad para improvisar en auditorios pequeños, Uribe también conoce y practica las técnicas modernas de la oratoria y la retórica, ahora a través de los modernos medios masivos de comunicación, y era detallista también en la revisión de sus discursos, principalmente aquellos que él sabe que tienen una alta significación histórica, como el que acaba de pronunciar el 20 de julio, ante el Congreso de la República en pleno, con motivo del inicio del periodo ordinario de sesiones del legislativo, que van del 20 de julio de 2010 al 20 de julio de 2014, y de la conmemoración del bicentenario de la fecha que se ha escogido como símbolo de nuestra independencia.
Se trata, sin lugar a dudas, de una pieza histórica, magistral, hecha a varias manos, en la cual se nota la obra de José Obdulio Gaviria, el principal y último de sus asesores en materia de discurso, luego de haber tenido un grupo amplio, incluyendo expertos en temas de comunicación política y asesoría de imagen.
Pero también se nota la mano del propio Uribe Vélez, quien es un gran aficionado a los temas históricos y – por supuesto- a los temas políticos que domina en múltiples facetas, desde cuando era un simple seguidor de Bernardo Guerra Serna, el gran cacique liberal antioqueño, movimiento en el cual se inició, antes de pasar a fundar el Poder Popular al lado de Ernesto Samper, Horacio Serpa, Fernando Botero, y Guillermo Perry Rubio, entre otros.
Uribe hizo un análisis de la historia del país, en el contexto de la celebración del bicentenario de nuestra independencia, también una férrea defensa de su obra de gobierno, en múltiples temas, pero igualmente lanzó mensajes sobre la actual coyuntura política, principalmente sobre el tema de Venezuela y el que él ha determinado como su antítesis: el presidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías.
Todavía es muy reciente para tratar de hacer un balance de la obra de gobierno de Uribe. Fueron dos administraciones, con muchas diferencias entre si, ocho años en el poder, que de por sí ya le dan un puesto especial en la historia de Colombia. Pero tienen mucha tela por cortar los historiadores, como también los politólogos, economistas y sociólogos, para analizar y evaluar el gobierno que termina. Por lo pronto, no nos cabe la menor duda que se trató de un gran comunicador, como lo demuestra ese discurso de despedida y la altísima popularidad con la cual se despide del cargo.

Categories: Editorial
admin: