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Urge la oficina del árbol

La caída de un árbol el pasado fin de semana alborotó un avispero en el que todos los vinculados al cuidado de la arborización de la ciudad son picados, se rascan la cabeza, pero ninguno ha asumido una responsabilidad directa sobre la tragedia sucedida en pleno norte de Valledupar.

No es la primera vez que ocurre un incidente de ese tipo, ha habido otros casos más graves que el del abogado Miguel Andrés Perea Arcia, quien desde el sábado está en estado crítico porque el árbol de caucho de la carrera 9 con calle 7C le cayó encima cuando transitaba por allí en una camioneta.

Recordemos que el 12 de diciembre de 2013, en inmediaciones del mercado público de la capital cesarense, murió Roberto Orozco Manotas, de 38 años, conductor de camión, al ser aplastado por un árbol conocido como corazón fino, que sucumbió desde su raíz al hacer contacto con un vehículo de carga pesada; el árbol estaba podrido y el fuerte roce lo llevó al piso. En nuestro archivos también está el caso del 13 de diciembre de 2017, cuando un motociclista de 51 años de edad resultó gravemente herido en la avenida Pastrana con calle 24, en el momento que la brisa decembrina derribó un árbol sobre esa transitada vía de esta ciudad. Hay otros casos recientes que no detallamos por espacio, pero no podemos dejar de recordar los incontables episodios de árboles caídos en las vías públicas, sobre edificaciones y redes eléctricas durante las recientes temporadas de lluvia.

Todo lo anterior, evidencia que la culpa no es de los árboles de caucho, como lo señalan algunos, sino de la falta de controles fitosanitarios y de podas por parte del municipio y autoridades ambientales.

Según Corpocesar, se calcula que en Valledupar hay alrededor de 180 mil árboles, en espacios públicos y privados. Por ello, desde 1998 ostenta el título de la ciudad más verde de Colombia, titulo otorgado por el Ministerio de Ambiente. Sin embargo, hay estudios que indican que aproximadamente el 30 % de los árboles tiene problemas y requiere intervención. En ese sentido, vale aclarar que no solo los árboles enfermos son riesgosos, lo son también los sanos que están sembrados en sitios inadecuados sin tener en cuenta su nivel de crecimiento.

Y volviendo al caso del abogado, han salido a relucir todo tipo de fallas en el manejo del arbolado de la ciudad y lo peor del caso que cada entidad le tira el agua sucia a las otras. Corpocesar (otorga permisos), Alcaldía de Valledupar (mantenimiento del espacio público, vigilancia y control) y Secretaría de Ambiente del Cesar (apoyo técnico y financiero) están en la mira de todos porque no estarían realizando acciones efectivas. Además estas entidades son las protagonistas del contrato tripartita de más de 800 millones de pesos que hace dos años tuvo sus buenos resultados, pero no logró atender el descomunal problema del arbolado de la ciudad y simplemente resultó ser un pañito de agua tibia.

Con estos comentarios no pretendemos señalar culpables, queremos que aparezcan a quienes le duele la ciudad y ayuden a diseñar estrategias efectivas para atender los árboles. Ojalá que se le preste atención a la idea de crear una Oficina del Árbol, una entidad que vele por la arborización, iniciativa que inexplicablemente no ha tenido eco en las administraciones de turno ni en el Concejo Municipal.

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