Upar o Murato (según los arhuacos o Shimata) no era un cacique de guerra, sino de paz; sus armas no eran las flechas, ni las macanas, sus armas fueron las fuerzas de su pensamiento y su prodigiosa capacidad razonativa y de resistencia, lo cual le produjo pánico a los españoles y al alemán Ambrosio AlfÍnger. Sus pensamientos eran contrarios a las ambiciones del enemigo. No era un líder de guayuco, ni desnudo, ni con penachos, pues su cultura era serrana, y lucía vestido con mantas, como lo declaran los mamus Koguis de la Sierra Nevada, cuyas crónicas no son escritas, sino que se transmiten por vía oral, de generación en generación, en miles de años.
Este era su sistema nemotécnico, lo cual le permitía no perder la memoria del pasado; que Upar era vestido lo confirma la hermosa crónica del doctor Rodolfo Ortega Montero, cuando expresa: “A Upar lo llevaron atado, con su vestidura hecha jirones y ensangrentada”.
Upar era un sabio, un políglota, un ideólogo y un gran diplomático, pues gobernaba tres culturas diferentes con éxito. Ellas eran la Chibcha de la Nevada y los Barí, que se introdujeron por el estrecho de Bering, la Caribe de los Tupes, Yupas y Pacabueyes que entraron por los ríos Orinoco y Amazonas; estos últimos asistían a los templos ceremoniales de los Tupes; y la cultura Arawak del idioma Wayunaiki, de los cariachiles y de los Chiriguanos o guanaos que venían de Bolivia, Perú, el Amazonas, la Orinoquia y llegaron tras una depresión del Perijá a posarse en lo que hoy es Chiriguaná; el sufijo Guaná es el principal linaje o casta de los arawak. Los chiriguanos son el resultado de un mestizaje entre los Guaraníes y los Guanaos de la cultura Arawak.
Un cacique políglota y sanador
Por eso Upar, sabía estas tres lenguas distintas; pero además era prudente para gobernar culturas diferentes; también era un gran político y a la vez un sacerdote o mamu, donde hacía confesar colectivamente a su pueblo, las faltas cometidas en voz alta. La comunidad bajo su dirección asistía a los lugares sagrados de pagamento, haciendo ofrendas con piedras preciosas, y recordando los lugares donde estaban enterrados sus antepasados. Además, ejercía las funciones de médico utilizando su gran experiencia curativa con plantas, donde cada una desde tiempos milenarios, se había descubierto para qué servía cada una.
Esta doble función con el poder político y religioso, lo convertía en un Naoma o Sacerdote Mayor; esta doble función con el tiempo fue separada, o sea que uno era el cacique, y otro el sacerdote.
Estas costumbres se han conservado entre los indígenas de la Sierra Nevada.
Otra función de Upar como sacerdote, era bajo el efecto del ayuu o coca, el poder comunicarse con el alma de sus antepasados, los cuales le informaban el camino a seguir. También se comunicaba con las almas de las plantas y de los animales.
Upar usaba bastón, que era preparado para trabajos tradicionales, era hecho con la madera de la uvita de lata, una madera negra.
Upar pertenecía al linaje o casta Kogui de los Seikukui, los mamus de este linaje eran poseedores y dueños de todas las tierras de Takina, su madre María Takina, era Kogui y pertenecía a este linaje.
Desafío a la Corona Española
En el siglo XVI (16) la Corona Española ordenaba aplicar un requerimiento a los Caciques, este era un cuestionario de preguntas, por medio de las cuales se le interrogaba entre otras cosas, si ellos aceptaban que el rey de España fuera el dueño de este territorio indígena; otra de las preguntas era: Qué si ellos aceptaban ser vasayos del rey y entregarle un tributo (en especies y metales como el oro).
A todas estas preguntas, el cacique Upar contestò con valentía: ‘’que cómo iba a ser el rey, dueño de un territorio que ni siquiera conocía’’, pero además contestó, que los indígenas no podían brindar dos vasayages, uno al rey y otro a sus caciques que eran sus verdaderos jefes; y por ùltimo contestò ‘’no tenemos por qué regalar nuestras riquezas a gente forastera’’ ante estas respuestas negativas, y llenas de un gran razonamiento, los españoles y el alemán Ambrosio Alfínger sintieron mucho pànico y temor, porque pensaban que el cacique Upar podría trasmitir su pensamiento en contra de la cornona española, a los otros caciques; y lo consideraron por ello, como un peligroso enemigo, Fue por todo lo anterior, que decidieron acabar con su vida para callarlo.
Dice la crónica de Gonzalo Fernàndez de Oviedo, que lo ahorcaron en una plaza, esto no es cierto porque en 1531 Valledupar no había sido fundada y por ello no podía tener plaza, este era un criterio urbanìstico de tipo español, creado por el arquitecto Ovando, como un requisito para fundar una ciudad; los pueblos indìgenas del Valle de Upar no tenían plazas.
Upar bailaba la danza Cansamaría o Ley tani. Upar tenía como su esposa a una Kankuama llamada Menakatu o Jaba Shinduna o Shintana y tenía como madre a una Kogui de la Nevada quien era la ya mencionada María Takina, quien vivía en el antiguo pueblecito indígena de Valledupar con sus padres.
El padre de Upar se llamaba Shimata vivía en Bongá, arriba de Mingueo, era un sabio y palabrero guajiro que facilitaba la sal del mar de la Guajira, a los indígenas de la Sierra Nevada, por e8star casado con una mujer Kogui; una prueba de esta afirmación de los Koguis sobre el padre Guajiro de Upar, es que los hijos de Upar se llamaban, según el Dc Pedro Castro Trespalacios: Pariguarì, al cual le dejó al morir, el rìo, Socuigua que significa caudaloso en lengua Dumana de los indios Wiwuas, hoy Badillo; su otro hijo llamado Ichopete recibió por herencia el rìo Guatapurí; al obsevar estos dos nombres de sus hijos, se ve claramente que pertenecían al idioma Guajiro, con lo cual Upar, reafirma su descendencia Guajira. Entre los hijos de Upar, los Koguis recuerdan a Jaba Shimena y al abuelo paterno de Upar llamado Cachacé, que era kogui de Suribaca y cuyo nombre significaba, oscuridad antes de salir el sol.
Por lo anterior, se me ocurre pensar, que aquí en el Cesar somos mas guajiros de lo que creemos.
El antropólogo de la Nacional, doctor Wildér Guerra, dice que Shimata era un héroe guajiro y palabrero, padre de Upar y que ayudó a la explotación de la sal para la Sierra, pues había un conflicto y por ello organizaron una alianza militar.
Sin embargo, el abogado Rubiel Zalabata, arhuaco, lingüista con doctorado en Francia, expresa que la madre de Upar era Aruhaca y que al ser hijo de un guajiro, se le consideraba un mestizo y que por eso para ellos era un personaje marginal. Y que el nombre de Upar se lo dieron los españoles; que por vivir Upar un tiempo en el cerro de Hurtado (Cacamina o Minajagua) en lengua kogui, decidieron los mamus que se construyera la casa indígena frente a este cerro; por ello allí hacen pagamento las cuatro etnias, pero además hay cuatro cementerios de las cuatro etnias en la cúspide del cerro, según declaraciones del mamus Miguel Díngula quien por celos de sabiduría o estatus niega al abuelo y bisabuelo de upar; en cambio el mamu Felix Mujica reitera el nombre de los padres de Upar, el era de Suribaca y dice que Upar bajó de la Sierra a defender a Valledupar donde encontró su muerte; allí se enamoró de una kankuama en el pueblito Kankuamo del Valle que destruyó Alfinger.
Al casarse Upar siendo Kogui, con una mujer kankuama, esto provocó celos entre los kankuamos de Chendukua, pues pensaban que solo debía haber matrimonio entre iguales, por lo anterior, calumniaron a Upar, acusándolo de que le robaba la sabiduría a los otros mamus, con fines maléficos, y que bailaba Kansa María con igual fin, esta acusación la hicieron ante las autoridades kankuamas que vivían en el pueblecito de Valledupar, en la parte plana; pero Upar se defendió y comprobó su inocencia y más bien lo nombraron como comisario del pueblo; como este no tenía templos, hizo venir a tres mamus de la sierra, Koguis, para que le ayudaran a construir los dos templos ceremoniales o teruaricas dentro del pueblo: el templo masculino, lo ubicaron en la esquina donde hoy está el Concejo de Valledupar y el templo femenino, lo construyeron donde hoy está la Iglesia del Rosario.
Los tres mamus fueron Miguel Aviguí que era su hermano, el mamus Vayu, que era su suegro y el mamus Caruaca, los cuales al morir, fueron enterrados al pie de una gran ceiba que quedaba en el camino que va de Los Corazones y Río Seco, el cual dicen los mayores, que todavía existe.
Voy a escribir las afirmaciones del cronista Gonzalo Fernàndez de Oviedo, quien nos relata cómo fue la muerte de Upar: ‘’En la noche siguiente de su cautiverio, en medio de la soldadesca europea formada alrededor de la “plaza”, con antorchas en la mano, ayudaron a bien morir al infortunado cacique después de recibir el bautismo de la religión Cátolica de la mano del sacerdote de Córdoba. Fue ahorcado ya que por gracia del conquistador se le había cambiado la forma de muerte, no quemado sino ahorcado y se le redujo a cenizas su casa imperial”.
Esto lo publica el doctor Pedro Castro Trespalacios en su interesante obra histórica ‘’Culturas Aborígenes Cesarenses’’ en la página 21.
Legado y significado del nombre Upar
La palabra Upar significa Agua Seca o Agua que se secó, porque en efecto en el Valle de Upar existío una gran laguna de la época en que el río Magdalena corría por todo el valle de Upar y desmbocaba en el lago de Maracaibo y después en Riohacha, hace 5 millones de años, pero que el río retrocedió o se devolvió, formando la laguna de Valledupar y la Ciénaga de Zapatosa, debido a un cataclismo volcánico que le levantó su cauce” (clase de Geología en la Universidad Nacional por el profesor Bander Hamen). También nos contó que con el tiempo, esta laguna se secó y se profundizó dentro de la tierra, por eso los arquitectos afirman que la ciudad está construida sobre una laguna. Esto se comprobó cuando se construyó Telecom y la Gobernación del Cesar.
Por: Ruth Ariza Cotes.