A raíz de mi columna anterior, ‘Los Wichos’, me han llamado muchos amigos y me he encontrado con otros que me han manifestado su concepto: unos a favor, otros en contra, pero eso sí, la mayoría ha estado de acuerdo en que el que se quiera ir a buscar mejores horizontes, que se vaya. Argumentan que es verdad que, étnica, social, comercial y culturalmente, los santandereanos se distinguen por ser unos berracos trabajadores, frenteros, especialmente en las labores agrícolas. Ellos nos enseñaron a sembrar cebolla, tomate, cebollín, maracuyá, guanábanas, mandarinas, hortalizas y un pocón de productos agrícolas más que no conocíamos y además nos ayudaron a mejorar la raza, y por eso el barrio El Carmen, casi exclusivo de ellos era un jardín de hermosas mujeres, producto del cruce de wichos con sangre alemana y nuestros triétnicos, donde primaba el negro. Lo mismo pasó en Manaure, San José de Oriente y Media Luna. Ahí sí había hembras bonitas y hombres que parecían artistas europeos.
¿Cómo no recordar con gratitud el aporte que los Pacheco, Reyes, García, Ardila y Quintero le hicieron a Manaure, o los señores Jácome y Rodríguez a San José de Oriente, y los Manosalva, Lozano, Jurado, Ardila y los Arias a Media Luna? ¿Cómo no agradecerle a Valentín Quintero “Don Vale” y sus familiares el inmenso aporte que le hicieron a esta ciudad, junto con los Rueda, Anteliz, Ropero y de manera especial a García Hermanos, que paso a paso hicieron parte de nuestro desarrollo y donde Juan José y Justo pasaron a ser uno más de esta gran familia vallenata?
¿Cómo no mencionar a los Manosalva, que con Orlando a la cabeza salieron desterrados por la guerrilla de Media Luna, donde les quitaron casas, fincas y carros y se vinieron limpios a jornalear, a trabajar día y noche en el Mercado y en todas partes? Hoy liderados por Saúl y orientados por Orlando son un gran emporio económico. Y eso, para no hablar de Campo Elías Reyes, que también del Mercado pasó a fundar los Supermercados Mi Futuro, orgullo de esta ciudad.
Pero bueno, casi termino el espacio y me enredé con los Wichos sin tratar el tema de hoy: así como ellos quieren irse, algunos villanueveros, molineros, urumiteros y jagüeros quieren venirse y me han dicho que por qué no promuevo la idea. Ellos se basan en razones étnicas, sociales, comerciales y hasta políticas, pues muy pocas o nulas son las relaciones que tenemos con la distante, diferente y muy querida para mí, Riohacha.
Como estoy de acuerdo con esa idea comienzo a promoverla y a difundirla para ver qué opinan los alcaldes, concejales y dirigentes de estos cuatro municipios y cuál o cuáles son los mecanismos legales para conseguir este propósito. Para ello, comenzaré por Villanueva, mi querido pueblo, invitando a los miembros de la “Tertulia de Cao” a una charla con un tinto o un desayuno para ver qué opinan al respecto. Después me ocuparé de Urumita, donde sé, que casi en ciento por ciento de su población está de acuerdo. En La Jagua visitaré a Rafa y Magolita Manjarrez, a los Lago y a la Moronera y los oiré. Por último, estaré en el pueblo originario de mi apellido, El Molino, donde nació mi abuelo José Antonio Aponte Jiménez, el doctor Vence, Lucho y Gonzalo Urbina, mis queridos primos Julio Aponte Cárdenas y Manego, como también Raulito, Luis José y Gladys, el Mono Vence y un montón de gente más muy allegadas a mis afectos, donde no puede faltar mi primo Arnoldo Aponte Urbina.
Ojalá esta iniciativa prospere, pues “los provincianos”, poco le aportan al desarrollo de La Guajira, según lo oigo decir con mucha frecuencia en Riohacha.
Señor secretario de Tránsito, no es por joder, es porque se necesita, sería bueno instalar unas señales en la carrera 10 con calle 12 prohibiendo el cruce de acceso, pues en varias oportunidades muchos conductores han estado al borde de un accidente y el infractor argumenta que no hay señales que prohíban el acceso a esa carrera hacia el norte.
Por: José Manuel Aponte Martínez