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Uno bueno y otro malo

Algo sobre

Por: José Romero Churio

El pasado 9 de febrero, día “romántico” del periodista ocurrieron dos acontecimientos  concernientes al periodismo y a la libertad de opinión. Esta  fecha que se ha celebrado  por más de una centuria, la catalogo como romántica, en vista  de que los periodistas y los medios de información no han dejado de celebrar, a pesar de que fue cambiada para el 4 de agosto por la ley 918 de 2004.
La conmemoración del 9 de febrero se debe a que en este día del año 1791 comenzó a circular el semanario “Papel Periódico de Santafé Bogotá”, diseñado y redactado por su fundador, el cubano Manuel del Socorro Rodríguez, reconocido como el padre del periodismo colombiano.
Y el 4 de agosto de 1789, en Francia, publicaron por primera vez la Declaración de los Derechos del Hombre. Cuatro años después, Antonio Nariño,  el precursor de nuestra libertad del yugo español, la traduce a nuestro idioma y la publica clandestinamente, por lo cual es encarcelado hasta que se dio el grito de independencia en Santafé Bogotá en 1810.
Uno de los acontecimientos fue la absolución del periodista Alfredo Molano, quien fue demandado judicialmente por injuria y calumnia por miembros de la familia Araujo de Valledupar, por el contenido de la columna  “Araujos Et Al”, publicada en el periódico El Espectador del 25 de febrero de 2007.
Fallo jurídico que ha sido acogido con gran beneplácito en los círculos periodísticos y otros ámbitos, por considerarlo un triunfo de la libertad de expresión, en razón de que es un derecho constitucional que no debe reprimirse y mucho menos castigarse sin justa razón.
Esta columna en modo alguno intenta molestar a la familia Araujo, a la que no se le puede desconocer que tiene muchos miembros muy valiosos. Ejemplo de ello es la difunta Consuelo Araujo Noguera, conocida  como ‘La cacica vallenata’. Mujer dotada de intelecto excepcional, periodista autodidacta, crítica implacable e incansable de la injusticia y defensora a ultranza de la libertad de opinión.
Este mensaje no es mas que una exhortación a los políticos, a quienes ocupan altos cargos públicos y privados; en fin, a los que tienen un nivel educativo superior y no se comportan ejemplarmente y,  lo más grave, no respetan los derechos de los demás, someten la voluntad ajena con tal de obtener beneficio propio, sin tener en cuenta las terribles consecuencias que propician.
El otro acontecimiento le cayó al periodismo como un baldazo de agua fría, pues se trata de la suspensión de la revista Cambio y el despido de Rodrigo Pardo su director y María Elvira Samper la subdirectora y editora general, quienes en la revista denunciaron la corrupción de Agro Ingreso Seguro, las chuzadas irregulares del DAS y los falsos positivos del ejercito.
Dicha revista es propiedad de la Casa Editorial El Tiempo, cuyos dueños  son el Grupo Planeta español, empecinado en adquirir el tercer canal privado de TV nacional, y la familia Santos a la que pertenecen el Vicepresidente de la nación y el ex ministro de Defensa Nacional, actual presidente del partido de la U y virtual candidato presidencial del uribismo.
Si bien los dueños de un negocio tienen la potestad de desvincular a sus empleados, siempre  hay algún motivo, pero en este caso a nadie  ha convencido la explicación de que el despido fue por la difícil situación financiera y no por represión, no obstante que las  denuncias de la revista afectaron al gobierno, en especial al presidente Uribe y a las dos personas preferidas para  que lo remplacen en la presidencia.
A Uribe las chuzadas del DAS lo dejaron en la cuerda floja y con la emergencia social ha quedado guindando. Para ‘Uribito’ el escándalo de Agro Ingreso Seguro fue su entierro político  y al ex ministro Santos los falsos positivos lo tienen en cuidados intensivos, más muerto que vivo, su sobrevivencia política sería un verdadero milagro.
Si a esto le agregamos la exclusión de la politóloga Claudia López como columnista del Periódico El Tiempo, por su abierta oposición al gobierno. No cabe duda que en el país la libertad de opinión la están amordazando.
Para acabar tantas irregularidades, se requiere de un Congreso con personas  inteligentes, acrisoladas y dispuestas a mejorar al país. El doctor Stevenson Marulanda Plata es uno de los aspirantes al Senado con estas condiciones, que puede hacer control político sin que nadie le señale rabo de paja.

E-mail: romerochurio@hotmail.com

Categories: Columnista
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