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Universitarias (os) asisten a clases con guardaespaldas

Hace unos días quedó herida y estuvo a punto de ser asesinada a tiros una joven de 17 años, estudiante de primer semestre de Psicología de la Universidad Popular del Cesar (UPC), ubicada en Valledupar.
Se trata de María O. oriunda de Maicao, La Guajira. Ese día salió de clases y llamó a una amiga desde su celular: un Samsun Galaxi S3. Su mamá lo compró en $900 mil y se lo regaló el pasado 14 de febrero, como premio de su grado de bachiller y por haber ingresado a la UPC.
Con su amiga habló unos segundos y escondió el celular en uno de sus bolsillos del uniforme de Psicología, aún estaba adentro de la U. Eran las 2:00 de la tarde y salió por la puerta principal hacía la avenida para luego caminar dos cuadras y llegar a su residencia. Llevaba un bolso de tela y las manos limpias.
Cerca de la estación de gasolina le salieron al paso dos delincuentes, cada uno en una motocicleta. Uno de ellos se bajó con un arma de fuego en la mano y se le encimó. “Dame el celular”, le dijo.
Mary quedó perturbada, a sus 17 años no entendía lo que pasaba. Su primera reacción fue dar dos pasos hacia atrás, tropezó con algo y cayó al suelo.
El terrorista la apuntaba con el arma y le repetía: “dame el celular” y ella seguía estupefacta, ida e impotente, en el suelo, aferrada a su bolso.
En el bolso llevaba el libro “Manual de Psicología y Psicopatología dinámicos” de Simón Brainsky, de su profesora de Introducción a la Psicología, Sara Ortega.
Todo sucedía en plena calle, a 200 metros de la puerta principal de la UPC, a los ojos de varios transeúntes y residentes del sector. Nadie la ayudaba de las garras del terrorista.
El criminal se agachó y le pegó dos veces, en la cabeza, con la cacha del revolver. Le repetía: “dame el celular”. Ella trató de sacar del bolsillo de su uniforme el celular y el criminal le disparó a quemarropa al estómago, pero el tiro le cayó en un brazo y la bala le salió por el antebrazo. Ahí se desmayó, mientras el criminal le sacaba del bolsillo el celular y huyeron del lugar.
Horas después llegó la Policía, la llevaron al hospital y vino de Maicao su papá, un trabajador de clase media-baja de los millones que hay en Colombia, que no se ganan ni el salario mínimo.
La Policía estuvo por ahí como tres días, hoy ya no está y siguen los atracos armados. Le prometieron que iban a dar con el terrorista, pero ya se les olvidó.
Con lo poco que se gana, su papá contrató a una persona para que acompañe a su hija Mary a la UPC y a su casa.
Ahora Mary asiste a clases escoltada, como también lo hacen otros estudiantes, porque no confía en nadie y no ha sido fácil superar esa tragedia.
Mientras tanto, los estudiantes sostienen que ahí en la puerta no solo se parquean mototaxista honrados sino que hay delincuentes que observan y esperan a sus inocentes víctimas que salgan de la U para asesinarlas sino se dejan robar sus pertenencias.
¿Qué dice el Rector? ¿Qué debe hacer el Comandante de la Policía? ¿Quién hace algo, por favor? Hasta la próxima semana.
tiochiro@hotmail.com @tiochiro

Aquilino_Cotes_Zuleta: