EL TINAJERO
Por José Atuesta Mindiola
Después de 69 largos días de incertidumbres mezcladas con esperanzas, el cielo de Chile se llenó de esplendor y las voces de su presidente Sebastián Piñera, se amplificaron en un coro nacional con todo el pueblo chileno para celebrar jubiloso el rescate de los 33 obreros de la mina San José, en el desierto de Atacama.
Chile le dio al mundo un ejemplo de solidaridad, y se comprobó que su presidente es un líder responsable y honesto que cumple fielmente con los mandatos constitucionales de proteger y defender la vida de sus compatriotas y de los extranjeros que laboran en su país. No escatimó esfuerzos oficiales ni económicos para emprender la magnánima obra de rescate; él sabe, como todo buen administrador, que la vida humana está por encima de cualquier valor monetario.
Con estas jubilosas escenas de rescate se comprueba la sentencia bíblica: “después de la tempestad viene la calma”. Atrás quedaron el laberinto de la oscuridad y el padecimiento en la profundidades del socavón donde la muerte estuvo respirando en las espaldas de cada minero, pero ellos con su fe de carboneros se colmaron de prudencia, dosificaron sus energías y sus alimentos para vivir aferrados a la voluntad de Dios, a los magníficos esfuerzos del gobierno, al apoyo de sus familiares y a los avance de la tecnología para el éxito del rescate. Y volvieron a la vida. Su presidente, sus familiares y todo el pueblo chileno, celebraron unidos por la vida.
Esos instantes en que la capsula fénix devolvía a la luz a cada uno de los 33 mineros son indiscutiblemente de imborrable enseñanza, que el respeto a la vida es la máxima celebración del ser humano.
La vida es el alba del tiempo, el encuentro del hombre con los designios de Dios. La muerte es ocaso del sol, el paso a las fronteras de lo inmaterial. La guerra es la negación del orden, la oscuridad de la razón, la legalización de la muerte. Los gobernantes tienen una misión fundamental: defender y proteger la vida, crear condiciones para mejorar el bienestar de cada uno de sus ciudadanos.
El ser humano existe para celebrar la vida, no para festejar la muerte. Sin embargo, cuando algunas empresas no brindan a sus trabajadores las condiciones mínimas de seguridad laboral ni los salarios efectivos para satisfacer las necesidades básicas y la educación de los hijos, ponen en riesgo la vida y la salud de cada uno de sus trabajadores. Sucede igual con los gobernantes que reforman la legislación laboral en detrimento de los derechos y la calidad de vida de los trabajadores para favorecer a los grandes empresarios; por eso son bienvenidos los anuncios del presidente chileno Sebastián Piñera, de comprometerse a fortalecer la legislación y las normas de seguridad que rigen el sistema minero de su país, para evitar nuevos incidentes que pongan en peligro la vida de los mineros.
DÉCIMAS DE LA SEMANA
I
El mundo estuvo pendiente
de los mineros chilenos,
y Dios que es un Padre bueno
los protegió de la muerte,
todos tuvieron la suerte
y la gente los aclama
del rescate que se llama
un milagro, porque fue
de la Mina San José
en el desierto Atacama.
II
Como palomas al viento
ya volvieron a la vida
y a sus familias queridas
abrazaron muy contentos;
atrás quedó el sufrimiento
del profundo socavón,
ahora vuelve la emoción
de mirar la luz del día
y llevar con alegría
a Dios en el corazón.